Escritos espirituales y florecillas de oración personal. Contemplaciones teologales tanto bíblicas como sobre la actualidad eclesial.
DIÁLOGO VIVO CON SAN PABLO 19
SI SU REPROBACIÓN HA SIDO
LA RECONCILIACIÓN DEL MUNDO
¿QUÉ NO SERÁ SU READMISIÓN?
Estimadísimo
Apóstol de Dios, uno percibe cuán honda es tu preocupación por tu pueblo, el
consagrado por la primera Alianza con sus promesas. Al mismo tiempo que te
anoticias que esta incredulidad le ha abierto
misteriosamente las puertas al mundo de los gentiles.
“Y
pregunto yo: ¿Es que han tropezado para quedar caídos? ¡De ningún modo! Sino
que su caída ha traído la salvación a los gentiles, para llenarlos de celos. Y,
si su caída ha sido una riqueza para el mundo, y su mengua, riqueza para los
gentiles ¡qué no será su plenitud!” Rom
11,11-12
Tu
sensibilidad introduce dos temáticas: los celos y la esperanza. El rechazo de
Israel ha posibilitado a los paganos abrazar la fe en Cristo. Esta nueva
situación, en la cual los judíos ya no pueden concebirse como “pueblo de elección”
en términos de una exclusividad absoluta, tal vez los mueva por los celos a
retornar al Mesías. Tal es San Pablo tu amor por los de tu raza que consideras
esta analogía con los amoríos humanos un punto de esperanza. Pero tu
expectativa se funda en mucho más: si una momentánea desgracia, una caída de
Israel, ha significado una riqueza de horizonte universalista, la concreta
elevación de los que no eran pueblo de Dios y su ingreso en la Alianza, cuánta
gracia habrá que esperar si Israel recapacita.
“Les digo, pues, a ustedes, los gentiles: Por
ser yo verdaderamente apóstol de los gentiles, hago honor a mi ministerio, pero
es con la esperanza de despertar celos en los de mi raza y salvar a alguno de
ellos. Porque si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué será
su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?” Rom 11,13-15
Por
supuesto nos alientas el deseo de orar y trabajar por la conversión de Israel para
que acepte al Mesías, Jesús de Nazaret, que es Cristo Señor.
“Y
si las primicias son santas, también la masa; y si la raíz es santa también las
ramas. Que si algunas ramas fueron desgajadas, mientras tú - olivo silvestre -
fuiste injertado entre ellas, hecho participe con ellas de la raíz y de la
savia del olivo, no te engrías contra las ramas. Y si te engríes, sábete que no
eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz que te sostiene. Pero dirás: Las
ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. ¡Muy bien! Por su incredulidad fueron
desgajadas, mientras tú, por la fe te mantienes. ¡No te engrías!; más bien,
teme. Que si Dios no perdonó a las ramas naturales, no sea que tampoco a ti te
perdone.” Rom 11,16-21
Así
comprendes el presente de la cuestión soteriológica y su futuro en tensión. A
las ramas naturales que han sido desgajadas –Israel- se las invita a volver a
insertarse en el olivo de Dios. A las ramas silvestres injertadas -la
gentilidad- se las amonesta a la humildad, a ser agradecidas con el don de
gracia recibido y a permanecer en fidelidad enraizadas en Cristo. Y a todas las
ramas a reconocer que se sostienen y tienen vida por la raíz y por la savia que
es Dios y que se comunica. Por tanto deben llevar una vida santa. Resuena
claramente el eco de la Torah entera: “Porque Yo, tu Dios, soy Santo; tú, pueblo
mío, serás santo”.
“Así
pues, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad con los que
cayeron, bondad contigo, si es que te mantienes en la bondad; que si no,
también tú serás desgajado.” Rom 11,22
“Considera
la bondad y la severidad de Dios”. Quise apartar esta expresión tuya porque
tanto bien nos hace escucharla en la actualidad eclesial. No quiero abundar ni
ser tan repetitivo: enfermamos por un falso “buenismo”. El amor verdadero que
es comprensivo y misericordioso no por ello deja de ser exigente para ayudarnos
a crecer y madurar. El amor gratuito con el que Dios nos elige supone una
tremenda responsabilidad: el peso ahora se desliza hacia nuestra respuesta.
¡Qué desgraciados seríamos si un tal amor divino no nos moviera a amar!
¿Cuántos son amados y sin embargo se pierden porque no han salido del amor
propio? ¡Son amados pero no aman: qué tragedia! ¿Ni siquiera el amor ha podido
transformarlos? Consideremos pues a la par, hermanos míos, la bondad y
severidad de Dios.
“En
cuanto a ellos, si no se obstinan en la incredulidad, serán injertados; que
poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. Porque si tú fuiste cortado del
olivo silvestre que eras por naturaleza, para ser injertado contra tu natural
en un olivo cultivado, ¡con cuánta más razón ellos, según su naturaleza, serán injertados
en su propio olivo! Pues no quiero que ignoren, hermanos, este misterio, no sea
que presuman de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará
hasta que entre la totalidad de los gentiles,
y así, todo Israel será salvo, como dice la Escritura: Vendrá de Sión el
Libertador; alejará de Jacob las impiedades.
Y esta será mi Alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados.” Rom
11,23-26
No
dejas de proclamar, querido Pablo, la fidelidad de Dios que no se retracta de
sus promesas. Poderoso es para volver a injertarlos en su propio olivo, es
decir, para que sean agregados a la Vid verdadera que es Cristo. Su
endurecimiento momentáneo ha resultado en favor del ingreso de los gentiles al
redil de la Salvación. Pero llegará el día en que será restablecida en plenitud
por Cristo la Alianza con el pueblo de la primaria elección.
“En
cuanto al Evangelio, son enemigos para su bien; pero en cuanto a la elección
amados en atención a sus padres. Que los dones y la vocación de Dios son
irrevocables. En efecto, así ustedes fueron en otro tiempo rebeldes contra
Dios, mas al presente han conseguido misericordia a causa de su rebeldía, así
también, ellos al presente se han rebelado con ocasión de la misericordia
otorgada a ustedes, a fin de que también ellos consigan ahora misericordia. Pues
Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de
misericordia.” Rom 11,28-32
Entonces
con un sobrio tono realista, consecuencia de tu experiencia misionera, puedes
afirmar que algunos de tus hermanos judíos, desde el punto de vista de la
propagación del Evangelio, se comportan como enemigos y adversarios que ponen
obstáculos, levantan persecuciones y rechazan tanto a la Iglesia como a su
Señor. Al mismo tiempo con espíritu de fe sostienes que son y siguen siendo
amados por Dios en atención a sus padres. ¡Pues los dones y la vocación de Dios
son irrevocables!
¿Qué
nos toca pues a los cristianos? ¿Qué se espera de la Iglesia? Que permanezca
fiel al don recibido y cuide de no caer para no terminar de nuevo desgajada del
olivo santo que es Cristo. Que espere y colabore con la conversión de Israel.
Que contemple y se maraville por la insondable Sabiduría del plan de Dios y
exulte en alabanzas jubilosas. Dejamos que tú, Apóstol San Pablo, nos
testimonies cómo hacerlo:
“¡Oh
abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán
insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! En efecto, ¿quién
conoció el pensamiento de Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le dio
primero que tenga derecho a la recompensa? Porque de él, por él y para él son
todas las cosas. ¡A él la gloria por los siglos! Amén.” Rom 11,33-35
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