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PROVERBIOS DE ERMITAÑO 89


 

DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ 31




CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE 31 


DEJARLE OBRAR A DIOS

 

“…cuidar de buscar la desnudez y pobreza espiritual y sensitiva, que consiste en querer de veras carecer de todo arrimo consolatorio y aprehensivo, así interior como exterior.” (SMC L3, Cap. 13,1)

 

“…no apagar el espíritu, porque apagarle ha si el alma se quisiese haber de otra manera que Dios la lleva.” (SMC L3, Cap. 13,3)

 

Estimado hermano mío, venimos insistiendo quizás hasta el hartazgo en algunos temas, pero bien sabemos que es tenaz la resistencia y poca la docilidad del natural humano aún sin purga y cuán a contracorriente resulta siempre el camino seguro de la Cruz. La vía espiritual, que debe cuidar de mantenerse desnuda y pobre, debe renunciar a los “arrimos consolatorios” e intentar andar siempre de continuo “como Dios la lleve”. Una tal libertad interior, un despojo tan sublime y santo, no puede ser sino consecuencia de un trato de amor crecido, de un haber perdido todas las cosas en Dios y un estar sin reserva entre sus manos.

 

“…si el alma entonces quiere obrar por fuerza, no ha de ser su obra más que natural, porque de suyo no puede más; porque a la sobrenatural no se mueve ella ni se puede mover, sino muévela Dios y pónela en ella. Y así, si entonces el alma quiere obrar de fuerza, en cuanto en sí es, ha de impedir con su obra activa la pasiva que Dios le está comunicando, que (es) el espíritu, porque se pone en su propia obra, que es de otro género y más baja que la que Dios la comunica; porque la de Dios es pasiva y sobrenatural y la del alma, activa y natural. Y esto sería apagar el espíritu.” (SMC L3, Cap. 13,3)

 

Nos lo explicas simple y magistralmente. Pero bien sabemos que rápidamente se levantan objeciones porque nos cuesta increíblemente –desorden del pecado por medio, claro…- aceptar que Dios es más grande y sabio que nosotros. ¡Que no queremos de ninguna forma soltar el timón del barco ni las riendas del carruaje! No se trata en modo alguno de quietismo esta pasividad receptiva y amorosa sino de consentimiento teologal. De un sano dejarle a Dios que haga en nosotros. En fe enceguecida por su Misterio tan luminoso reconocer que no es contra nosotros sino con nosotros y más allá de nuestra potencialidad natural, en su sobrenatural influjo al que consentimos entregarnos, que hará aquella obra que supera cuánto pudiésemos esperar. En esperanza alegre y serena, diría jubilosa, pues las maravillas de su Amor nos serán reveladas al entregarnos dócilmente a sus planes que sobrepasan todo entendimiento y voluntad. En amor ardiente a impulsos de su Amor comunicado, que todo en nosotros consume sin aniquilar pues aniquila purificando y transforma recreando, regenerando, reorientándonos hacia el fin último de la Unión y de la Gloria.

Pero el natural aún no purgado quiere intervenir, se entromete y estorba. Si tan solo aceptase renunciar al predominio y dejarl la preeminencia a su Dios y Señor. ¡Déjale trabajar en ti y hacer su obra! Y si no se lo permites al menos descubre que te falla el amor, que te dejas vencer por la desconfianza y el temor, que aún eres esclavo de tu soberbia. ¡Conviértete!

 

“…las potencias del alma no pueden de suyo hacer reflexión y operación, sino sobre alguna forma, figura e imagen; donde la diferencia que hay entre la operación activa y pasiva, y la ventaja, es la que hay entre lo que se está haciendo y está ya hecho, que es como entre lo que se pretende conseguir y alcanzar y entre lo que está ya (conseguido y) alcanzado.

…si el alma quiere emplear activamente sus potencias en las tales aprehensiones sobrenaturales (en que, como habemos dicho, le da Dios el espíritu de ellas pasivamente), no sería menos que dejar lo hecho para volverlo a hacer, y ni gozaría lo hecho ni con sus acciones haría nada sino impedir a lo hecho. Y así las ha de dejar habiéndose en ellas pasiva y negativamente; porque entonces Dios mueve al alma a más que ella pudiera ni supiera.” (SMC L3, Cap. 13,4)

 

Pues aquí surge el interrogante: ¿entonces yo que hago? La respuesta es tan simple como desafiante: “¡Déjate amar por Dios!”. Permítele rescatarte y hacerte gracia. Abandónate a su acción Sabia y Misericordiosa. Humilde y agradecida tu alma se ponga a recibirlo en todo, a seguirlo en todo, a cooperar y secundarlo en todo.

Había claro divina humildad y abajamiento encarnatorio en el Señor Jesús que lava los pies a sus discípulos. ¿Y no nos vemos a nosotros reflejados en San Pedro? ¡Cuánto nos cuesta dejar que Dios nos lave los pies! “Si yo no te lavo no podrás compartir mi suerte.”

En cambio la Virgen Madre, María, se muestra tan gozosa porque el Todopoderoso ha hecho en su pequeñez grandes cosas. La “llena de gracia”, siempre dócil y disponible al Espíritu, se ha dejado elegir, llamar, nombrar, consagrar, enviar, destinar… ¡Toda entera y sin reservas se ha dejado amar por el Amor!

¿Qué es lo único crucial que debemos en este punto del camino interior poner por obra?

 

“…sólo advertir en tener el amor de Dios que interiormente le causan al alma. Y de esta manera han de hacer caso de los sentimientos no de sabor, o suavidad, o figuras, sino de los sentimientos de amor que le causan. Y para sólo este efecto bien podrá algunas veces acordarse de aquella imagen y aprehensión que le causó el amor, para poner el espíritu en motivo de amor.” (SMC L3, Cap. 13,6)

 

Para ir donde no sabes ni puedes por ti mismo, hacia la Unión y Gloria, debes liberarte de todo arrimo y dejar que solo Él se arrime; pobre y desnuda el alma entregarse al Amor que la ama, abandonarse en su Amor y que la lleve.

 


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DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ 30





CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE 30


LA SOBERBIA ESPIRITUAL

 

“…cuanto el alma más presa hace en alguna aprehensión natural o sobrenatural distinta y clara, menos capacidad y disposición tiene en sí para entrar en el abismo de la fe… de todo lo que no es Dios se ha de vaciar el alma para ir a Dios.” (SMC L3, Cap. 7,2)

 

Mi padre y hermano, Fray Juan, no creo necesario ya insistir sobre este principio que tanto hemos propuesto previamente de diversas formas. Continuemos…

 

“Lo que le conviene al espiritual para no caer en este daño de engañarse en su juicio es no querer aplicar su juicio para saber qué sea lo que en sí tiene y siente, o qué será tal o tal visión, noticias o sentimiento, ni tenga gana de saberlo, ni haga caso, sino sólo para decirlo al padre espiritual, para que le enseñe a vaciar la memoria de aquellas aprehensiones. Pues todo cuanto ellas son en sí, no le pueden ayudar al amor de Dios tanto cuanto el menor acto de fe viva y esperanza que se hace en vacío y renunciación de todo.” (SMC L3, Cap. 8,5)

 

¡Cuánta verdad y cuánta resistencia! Quien hace experiencia espiritual que se desinterese, y que con humilde docilidad la ponga en manos de quien le acompaña, para que le enseñe y ayude a vaciarse. Que aprenda a quedarse en vida teologal marcada por el renunciamiento a todo por Dios. Repito: ¡cuánta sabiduría en tu consejo y qué difícil lograr que lo acepten!

 

“…se suele quedar cierta satisfacción oculta en el espíritu y estimación de aquello y de sí, de que, sin sentirlo, les hace harta soberbia espiritual.” (SMC L3, Cap. 9,1)

 

Aquí la clave: cuando no estás desasido la tentación te encuentra en el flanco abierto, y en lo que gustas y a lo que te aficionas -que no es Dios sino efectos de su Presencia y paso-, te retiene y te esclaviza; te vuelve sobre ti mismo para que te engrandezcas por cuánto has recibido gratuitamente y no mereces. Espíritu de apropiación es siempre mal espíritu. ¿Acaso no fue soberbia y vanagloria la caída? “Si lo comen serán como dioses.”

Este giro sobre sí mismos regodeándose por la satisfacción espiritual que han experimentado –que hemos llamado “golosina de espíritu”-, puede derivar en comparaciones competitivas y envidia como en vanidosa vanagloria.

 

“…la pena que les da cuando piensan o les dicen que otros tienen aquellas cosas o mejores… secreta estimación y soberbia…  algunos llegan a ser tan soberbios, que son peores que el demonio.” (SMC L3, Cap. 9,2)

 

“…que como ellos ven en sí algunas aprehensiones y sentimientos devotos y suaves de Dios, a su parecer, ya se satisfacen de manera que piensan están muy cerca de Dios.” (SMC L3, Cap. 9,2)

 

Volvemos a punto de ciencia de amor en Cruz que ya debiera estar firme. ¿Dónde reside la virtud? ¡Bendita humildad parada como centinela y guarda de la casa del alma!


“…la virtud no está en las aprehensiones y sentimientos de Dios, por subidos que sean… es en mucha humildad y desprecio de sí y de todas sus cosas… no queriendo valer nada en el corazón ajeno.” (SMC L3, Cap. 9,3)

 

“…todas las visiones y revelaciones y sentimientos del cielo y cuanto más ellos quisieren pensar, no valen tanto como el menor acto de humildad, la cual tiene los efectos de la caridad, que no estima sus cosas ni las procura, ni piensa mal sino de sí, y de sí ningún bien piensa, sino de los demás.” (SMC L3, Cap. 9,4)

 

Y por si aún no queda claro.

 

“Porque si el alma gusta de las tales aprehensiones, esle muy fácil al demonio hacerle crecer los apetitos y afectos y caer en gula espiritual y otros daños...” (SMC L3, Cap. 10,1)

 

Ya lo hemos tratado. La trampa del demonio es que te quedes con “las cosas de Dios”, pero en el fondo en oculto deleite de ti mismo y olvido de quien es la Fuente.

 

“…suele él sugerir y poner gusto, sabor y deleite en el sentido acerca de las mismas cosas de Dios, para que el alma, enmelada y encandilada en aquel sabor, se vaya cegando con aquel gusto y poniendo los ojos más en el sabor que en el amor, a lo menos ya no tanto en el amor, y que haga más caso de la aprehensión que de la desnudez y vacío que hay en la fe y esperanza y amor de Dios.” (SMC L3, Cap. 10,2)

 

“…necesario le es al alma quedarse desnuda y olvidada de formas y noticias distintas de cosas sobrenaturales para no impedir la unión, según la memoria, en esperanza perfecta con Dios.” (SMC L3, Cap.11,2)

 

Querido maestro te he dejado esta ocasión hablar más a ti. Lo has hecho simple y contundente. ¡Cuánto bien nos haces! Cerremos con preciosos consejos:

 

“…todo lo que el alma pone en la criatura quita de Dios.” (SMC L3, Cap. 12,1)

 

“…cuanto más uno pusiese los ojos en los criados del rey y más reparase en ellos, menos caso hacía del rey y en tanto menos le estimaba.” (SMC L3, Cap. 12,2)

 

 


DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ 29





CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE 29


EL DEMONIO Y LA MEMORIA

 

Estimadísimo mío, San Juan de la Cruz, continuemos dialogando acerca de la memoria…

 

“Imperfecciones a cada paso las hay si pone la memoria en lo que oyó, vio, tocó, olió y gustó, etc.; en lo cual se le ha de pegar alguna afición, ahora de dolor, ahora de temor, ahora de odio, o de vana esperanza y vano gozo y vanagloria, etc.; …no habrá quien bien se libre, si no es cegando y oscureciendo la memoria acerca de todas las cosas.” (SMC L3, Cap. 3,3)

 

Sin duda la memoria constituye un reservorio donde se van acumulando por sedimentación residual las resonancias de las experiencias vividas. Este acumulado es un resguardo de ideas, emociones e imágenes que no están tematizadas actualmente en la conciencia pero que van y vienen, como impulsadas por las circunstancias presentes, según una asociación difícil a veces de captar en su lógica. Afloran y nos reconectan con el pasado, nuestra historia identitaria, y favorecen u obstaculizan el desarrollo de nuestros procesos.

En nuestros días los avances de la psicología, la neurología y otras disciplinas convergentes tienen algo novedoso que decir acerca de los procesos cognitivos. Sin embargo no creo que debamos dejar de lado las impresionantes elaboraciones de la gnoseología filosófica. Pero Fray Juan no está apuntando a estudiar las hipótesis medievales sobre tal asunto, sino que dándolas por supuestas le sirven de sustento para su comprensión de los dinamismos interiores o “potencias superiores del alma”.  Su interés se dirige a una evidencia surgida de la observación y acompañamiento de las personas: “nos quedamos en las cosas”. ¡O acaso no nos reconocemos a nosotros mismos como anclados a veces en experiencias pasadas que por no aceptadas o elaboradas insuficientemente nos retienen? Estoy cierto que al menos hemos vislumbrado esta situación en otros.

La afición a quedarnos en ciertos recuerdos, bajo el leimotiv incansablemente insistido del “pegoteo- apropiación-asimiento”, en términos espirituales erige una amenaza de impedir aquella desnudez y ceguera necesarias para la Unión. Como ya lo hemos hablado: será imprescindible sanear, depurar, limpiar, ordenar y sosegar nuestra memoria. Podremos en parte lograr algo por la ejercitación ascética pero para la contemplación será también crucial la purgación infusa.

 

“…mejor es aprender a poner las potencias en silencio y callando, para que hable Dios…” (SMC L3, Cap. 3,4)

 

Recomiendo grabar en letras de oro este consejo magistral. De nuevo, ya lo venimos considerando desde el comienzo. “Ponernos en silencio y callando para que hable Dios.” Salir del centro, renunciar al protagonismo, darle las riendas o el timón al Señor, ser receptivos y dóciles al Espíritu, confiarnos a Él hasta un abandono sin reservas, entregarnos a sus manos. Dejar libremente de obrar nosotros para dejarlo libremente obrar a Él. Ni quietismo ni anulación, dejarnos enlazar y cómo Dios nos ha creado permitirle que actúe en nosotros ya que nos conoce como jamás podremos conocernos. Sólo el Señor tiene, por decirlo burdamente, “el manual de instrucciones de uso” ya que es tanto el Ingeniero Diseñador como el Operario Constructor. Somos una obra suya. ¿Por qué no admitir que lo seguimos siendo? ¡Torpe pecado de autonomía absoluta! ¡Ay Adán, Adán que persistes en caer!

Entonces, iluminado Doctor, nos hablarás de diversos daños que le acaecen a la memoria no purificada en Gracia. Por ahora me interesa detenerme en el siguiente:

 

 “…daño positivo que al alma puede venir por medio de las noticias de la memoria, es de parte del demonio, el cual tiene gran mano en el alma por este medio. Porque puede añadir formas, noticias y discursos, y por medio de ellos afectar el alma …suele él dejar las cosas y asentarlas en la fantasía…  si se oscurece en todas ellas y se aniquila en olvido, cierra totalmente la puerta a este daño del demonio.” (SMC L3, Cap. 4,1)

 

En el reservorio identitario de la memoria, Dios trabaja para que tengamos todas las cosas como perdiéndolas, es decir con desasimiento y tanto depuradas como ordenadas en su Amor; apacigua y armoniza esta potencia del alma para que todo converja en la Unión con Luz de Verdad. Pero el Demonio agita y crea confusión, distorsiona y enreda todo, introduce falsedad y conduce a engaño en la identidad. Supongo que todos hemos advertido el manoseo indebido del Tentador sobre nuestros recuerdos como la mano de Dios que con toque sutil nos deja impregnados de paz y esperanza.

El antídoto a los ataques demoníacos será pues “oscurecer la memoria y aniquilarla en el olvido” o sea purgación –en este tramo del itinerario, infusa-: hacer silencio e ir callando para que Dios pueda sanar y elevar, redimir nuestra memoria e identidad en la referencia filial a su Paternidad.

 

“…poner toda el alma, según sus potencias, en solo (el) bien incomprehensible y quitarla de todas las cosas aprehensibles, porque no son bien incomprehensible. Lo cual, aunque no se siguiera tanto bien de este vacío como es ponerse en Dios, por sólo ser causa de librarse de muchas penas, aflicciones y tristezas, allende de las imperfecciones y pecados de que se libra, es grande bien.” (SMC L3, Cap. 4,2)

 

Otra vez el camino de la nada, de la pobreza y de la Cruz, son la mejor defensa con tra el mal que intenta contaminarnos y desviarnos dejándonos a medio camino o totalmente desorientados. No se puede ir a Unión con Dios sino desnudo y a oscuras.

 

“…cada vez que el alma se pone a pensar alguna cosa, queda movida y alterada, o en poco o en mucho, acerca de aquella cosa…” (SMC L3, Cap. 5,2)

 

Por tanto el camino del “olvido” o “desasimiento apaciguador” dará otro fruto:

 

“…goza de tranquilidad y paz del ánimo, pues carece de la turbación y alteración que nacen de los pensamientos y noticias de la memoria…” (SMC L3, Cap. 6,1)

 

“…líbrase de muchas sugestiones y tentaciones y movimientos del demonio, que él por medio de los pensamientos y noticias ingiere en el alma.  …quitados los pensamientos de en medio, no tiene el demonio con qué combatir al espíritu naturalmente.” (SMC L3, Cap. 6,2)

 

“…tiene en sí el alma, mediante este olvido y recogimiento de todas las cosas, disposición para ser movida del Espíritu Santo y enseñada por él.” (SMC L3, Cap. 6,3)

 

 

 

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DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ 28




CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE 28


MEMORIA Y OLVIDO, NOTICIAS QUE RESBALAN. 

EL ESTADO DE UNIÓN.

 

“…noticias naturales en la memoria son todas aquellas que puede formar de los objetos de los cinco sentidos … de todas estas noticias y formas se ha de desnudar y vaciar…” (SMC L3, Cap. 2,3)

 

Imprescindible hermano mío, Fray Juan, no podré ahora explicitar para nuestros lectores clarificaciones mínimas acerca de la antropología y teoría del conocimiento tan propios de tu contexto cultural, permíteme traducirte imprecisamente para que entiendan.

Evidentemente hay memoria porque hay tiempo y si no hubiese memoria tampoco tendríamos identidad. No podríamos decir “yo” sin memoria pues a cada instante seríamos alguien nuevo que no se tendría a sí mismo como preexistente a esa ocasión puntual. La memoria pues es reservorio del tiempo transcurrido y permite la estabilidad del sujeto personal. Soy yo mismo quien ha vivido en el pasado cuanto mi memoria me trae en el presente. Y esa memoria es un capital de experiencia que me permite comprender el presente y orientarme hacia el futuro. Memoria del tiempo vivido es lo que humanamente llamamos “historia” pues siempre ese tiempo es recuperado con sentido y valoración.

Por otro lado en la memoria el tiempo vivido está presente en cuanto imágenes que mediante la facultad de la imaginación o fantasía pueden ser tanto revividas como reelaboradas. Pero no solo permanecen en la memoria como imágenes intelectivas sino también como impresiones emotivas que reavivan sentimientos y estados de ánimo. Incluso reaparecen en procesos no conscientes como el sueño.

 

“…a causa de esta unión, se vacía y purga la memoria, como digo, de todas las noticias, y queda olvidada y a veces olvidadísima, que ha menester hacerse gran fuerza y trabajar para acordarse de algo.” (SMC L3, Cap. 2,5)

 

¡Cuántas veces he oído hablar de la dificultad de las “distracciones” en la oración! Justamente esas distracciones son el recuerdo de acciones que debo emprender o de situaciones vividas, imágenes mentales que aparecen azarosas y un sinfín de impresiones que permanecen en nosotros y que parecen entrar en ebullición cuando intentamos concentrarnos en algo puntual durante un tiempo prolongado.

Lo que se halla “estacionado” en nuestra memoria, crucial capital de identidad y experiencia que da sabiduría para vivir, también puede ser fuente de sufrimiento o alegría, preocupación a veces obsesiva, euforia o depresión, buena o mala disposición para encarar cuanto siga y múltiples reacciones diversas. La memoria pues también debe ser ordenada, purificada, sanada y puesta en su justo valor. La gracia de Dios también debe tocar nuestra memoria para que esa facultad se oriente a la Unión.

En este sentido pues nos enseñas que la memoria debe ser desnudada y vaciada y purgada. El olvido aquí más bien debe entenderse como desapego o desasimiento. Como si todo resbalara y no pudiese el alma quedarse prendida en todo aquello que la distraería y desconcentraría de Dios, impidiéndole la Unión de amor, una concentración exclusiva en Él. Casi como si se tratase de un apaciguamiento. El don de la quietud contemplativa la ha tocado. Recordemos aquella expresión típica: “el sueño de las potencias”. A propósito no puedo ni quiero dejar de citar aunque parezca impropio a Jorge Luis Borges, quien al terminar el famoso “Poema de los dones” describe así a la ceguera: “…miro este querido mundo que se deforma y que se apaga en una pálida ceniza vaga que se parece al sueño y al olvido…”. Creo que nos ayuda a acercarnos a esta memoria purgada donde puede resbalar sin adherirse lo que debe ser desasido.

 

“…estando la memoria transformada en Dios, no se le pueden imprimir formas ni noticias de cosas.” (SMC L3, Cap. 2,8)

 

Además surge otra novedad. La experiencia mística o contemplación infusa de Dios no puede ser abarcada ni por conceptos intelectuales ni por impresiones afectivas ni por imágenes de la fantasía que son ampliamente superadas por la riqueza del Misterio. Por tanto el lenguaje del amor místico es más directo e intuitivo y acierta al centro escondido del alma.

 

“…potencias en este estado todas son divinas, porque poseyendo ya Dios las potencias, como ya entero señor de ellas, por la transformación de ellas en sí, él mismo es el que las mueve y manda divinamente según su divino espíritu y voluntad.”  (SMC L3, Cap. 2,8)

 

“…el que se une con Dios, un espíritu se hace con él, de aquí es que las operaciones del alma unida son del Espíritu Divino, y son divinas.” (SMC L3, Cap. 2,8)

 

Aunque nos resulte de alto impacto este lenguaje de la “divinización” que ciertamente requiere ser explicado con precisión teológica, es obvio que nadie podría acercarse tanto a Dios sin que Él nos acerque y que todo lo nuestro debe ser sanado y elevado en Gracia para poder vivir Unión con el totalmente Otro y Desemejante. Pero a imagen y semejanza Suya nos ha creado. Pues la “divinización” no como un panteísmo de fusión con el Uno sino como una relación personal que nos permite en la expresión del Apóstol San Pedro ser “consortes de la naturaleza divina” es al fin y al cabo la vocación y sentido último de lo humano. Dios es la patria y la casa del hombre. Tenemos vocación a la Gloria y como me gusta insistir la experiencia mística no debe ser sino entendida en analogía y como arras de la visión beatífica. El Cielo, en cierto modo, se ha adelantado.

 

“…negación y vacío de formas, la va Dios poniendo en la posesión de la unión.” (SMC L3, Cap. 2,13)

 

“…aunque en algún tiempo no se sienta el provecho de esta suspensión de noticias y formas, no por eso se ha de cansar el espiritual; que no dejará Dios de acudir a su tiempo. Y por un bien tan grande, mucho conviene pasar y sufrir con paciencia y esperanza.” (SMC L3, Cap. 2,15)

 

Hay memoria porque hay tiempo y el tiempo para el hombre es historia. Pero también habrá un final del tiempo y de la historia. Entonces despuntará la eternidad. El camino habrá quedado atrás y el tránsito dará paso al descanso, la saciedad y la fruición. Hemos sido llamados a unirnos y gozar de la plenitud de Dios.

 


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DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ 27

 



CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE 27


LA DINÁMICA DE LO INFUSO

 

“…pasar adelante en contemplación a unión de Dios (para lo cual todos esos medios y ejercicios sensitivos de potencias han de quedar atrás y en silencio, para que Dios de suyo obre en el alma la divina unión) haciendo negar a las potencias su jurisdicción natural y operaciones, para que se dé lugar a que sean infundidas e ilustradas de lo sobrenatural…” (SMC L3, Cap. 2,2)

 

Entrañable hermano y Doctor, amante verdadero del Dios escondido, contigo quiero volver sobre lo que tanto hemos insistido, pero ahora mostrando un poco más de qué se trata esta dinámica de lo infuso. Porque el hombre tan empeñado en actuar por sí poca conciencia tiene de cuánto estorba y bloquea el actuar de Dios. No es tan habitual encontrar quienes tengan destreza en ejercitar lo que la fe de la Iglesia enseña, a saber: que la Gracia tiene primacía y que el hombre tiene de suyo responder secundando y colaborando con la iniciativa divina. Pero aún no purificada el alma se adelanta a Dios y más confusión y obstáculos pone que si permaneciera humilde esperando y adhiriendo.

“Negar a las potencias su jurisdicción natural y operaciones, para que se dé lugar a que sean infundidas e ilustradas de lo sobrenatural.” ¡Vaya expresión! Y aquí está la clave de la vida mística justamente en entregarse el alma al Misterio que la sobrepasa. Dejarse sobrepasar por Quien excede. Abandonarse a una Inmensidad que le resultará siempre incontenible y desbordante. Dejar que Dios la capacite para la Unión que es don y gracia. “Infusión” de lo que solo puede ser donado y regalado y nunca producido o elaborado. Tocar vida contemplativa es tocar ese punto de quiebre donde ya todo es Gracia.

 

“…a Dios el alma antes le ha de ir conociendo por lo que no es que por lo que es.” (SMC L3, Cap. 2,3)

 

Nuestros antiguos padres nos han distinguido la teología catafática de la apofática. Claro que ellos no entendían la “teología” como la entendemos modernamente, es decir como una disciplina con datos, método y ejercicio de argumentación racional. Su “teología” no podía ser separada de la “vida teologal”, permanecía en el humus fecundo de la connaturalidad con lo divino mediante la fe, esperanza y caridad. Espiritualidad y Teología eran por entonces digamos, indisolubles.

La teología apofática hablaba positivamente de Dios, realizaba afirmaciones apoyadas en la Revelación, en la experiencia religiosa y en el ejercicio de las capacidades naturales bajo el influjo de la Gracia. Sin embargo permanecía imperfecta. ¿Cómo decir enteramente el Misterio de Dios con lenguaje humano? Si Dios habló a los hombres con lenguaje humano esto supone la kénosis o abajamiento tan propio de la Encarnación del Verbo. Como un balbuceo de Dios a niños pequeños, que no por ser balbuceo deja de ser Revelación y Comunicación de Si y de su Voluntad, pero al fin comunicación necesariamente encarnada en la dinámica de la analogía y la interpretación. Así con la Revelación el hombre puede ir ajustando su instrumental para mejor sintonizar y desarrollar un lenguaje humano para hablar de Dios sabiendo sin embargo que el Misterio permanece en su excedencia. Revelación es tanto palabra, mostración y manifestación como ocultamiento y silencio. ¿Acaso podrá ser totalmente abarcada su Riqueza insondable?

Justamente la teología apofática no negaba exactamente lo que se conocía por Revelación sino que acentuaba que Dios era mucho más. Lo más que Él es no es en nada contradictorio con lo que nos ha revelado de Sí y aun así permanece más de lo que su creatura puede recibir. Inagotable es Dios. La teología apofática era aquella sabiduría por connaturalidad que podía ir más allá entregándose al silencio místico. Toda una aventura maravillosa que permanece locura incomprensible para la mentalidad moderna.

El alma pues en la Unión, en la dinámica de lo infuso, saborea y abraza a su Señor mucho más allá de toda palabra y concepto, “toda ciencia trascendiendo” nos diría San Juan de la Cruz. El alma es adentrada en su Presencia y se extasía en el desbordante Sentido que irrumpe cuando lo humano aprende a hacer silencio.


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DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ 26

 



CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE 26


LOS SENTIMIENTOS ESPIRITUALES

 

Mi estimadísimo Doctor y amigo, Fray Juan de la Cruz, nos vienes enseñando y describiendo con magistral ciencia cuáles son las manifestaciones interiores que el alma puede experimentar en la Unión, consignando su valor, previniéndonos de los peligros y aclarándonos los verdaderos efectos salutíferos que producen. Ahora, para bien de nuestros lectores, alguna palabra nos dirás acerca del dinamismo afectivo.

 

“Estos sentimientos espirituales distintos pueden caer en dos maneras. La primera, son sentimientos en el afecto de la voluntad; la segunda, son sentimientos en la sustancia del alma.

Los de la voluntad, cuando son de Dios, son muy subidos; mas los que son de la sustancia del alma son altísimos y de gran bien y provecho. Los cuales ni el alma ni quien la trata pueden saber ni entender la causa de donde proceden, ni por qué obras Dios los haga.

…dalo Dios a quien quiere y por lo que él quiere; porque acaecerá que una persona se habrá ejercitado en muchas obras, y no la dará estos toques; y otra en muchas menos, y se los dará subidísimos y en mucha abundancia.

…no es menester que el alma esté actualmente empleada y ocupada en cosas espirituales, aunque estarlo es mucho mejor para tenerlos…

…unos son distintos y que pasan presto; otros no son tan distintos y duran más.” (SMC L2, Cap. 32,2)

 

El primer concepto que debemos destacar es el de “gratuidad”. ¿Por qué sobrevienen en la voluntad o en el centro del alma estos “sentimientos espirituales”? Porque Dios quiere hacer estos toques. ¿Por qué pues quiere hacerlos? Porque quiere y nada más. El alma amada no encuentra ciertamente proporción ni necesaria lógica razonable. Quien es Amor ama porque ama.

Obviamente en el proyecto de Dios tienen su sentido pero… ¿quién ha podido penetrar en los pensamientos de Dios? Misteriosos son sus caminos de bendición.

También Fray Juan distingues donde operan: en la potencia de la voluntad, donde claro su efecto pasará más pronto y moverá más puntualmente a nivel existencial; o en la sustancia del alma cuyo efecto permanecerá más y producirá una transformación más esencial.

Necesito por mi cuenta hacer una aclaración a nuestros lectores. Sobre todo porque vivimos en un mundo muy pendiente del factor emocional. Estos “sentimientos espirituales” poco tienen que ver con lo que habitualmente experimentamos como emociones, sentimientos o estados de ánimo. No debemos olvidar que no estamos en el terreno de la vida activa sino en el de la experiencia infusa. Como el entendimiento era sobrepasado por la luz sobrenatural y resplandeciente de la fe, no anulado sino elevado y misteriosamente madurado para el encuentro con el Misterio; así también sucede con lo que solemos denominar “vida afectiva”. El mundo de los afectos ha sido purgado y transformado en la experiencia mística. Por eso lo que aquí se dice solo puede referirse analógicamente a la experiencia emocional.

En algún escrito personal he asignado a la repercusión afectiva que el orante experimenta en el encuentro con Dios sin haber aún entrado en recogimiento infuso, “sensaciones”. Aquellas “sensaciones” de la oración activa pasan, son purificadas y elevadas, dejan lugar en la contemplación al “sentido”. Aquellas eran por así decirlo más conexas a la corporeidad, las otras son más puramente espirituales.

 

“…sean los toques de Dios que los causan repentinos, ahora sean durables y sucesivos- redunda en el entendimiento aprehensión de noticia o inteligencia, la cual suele ser un subidísimo sentir de Dios y sabrosísimo en el entendimiento…” (SMC L2, Cap. 32,3)

 

“…las noticias de ellos se reciben pasivamente en el entendimiento sin que él haga nada de su parte. De donde, para no errar en ellos ni impedir su provecho, él tampoco ha de hacer nada en ellos, sino haberse pasivamente acerca de ellos, sin entrometer su capacidad natural.” (SMC L2, Cap. 32,4)

 

Finalmente estos “sentimientos espirituales” repercuten o resuenan en la inteligencia a la cual le traen noticia amorosa de Dios, de su ser y de su acción. Producen “saber de amor” por así expresarlo.

Se advierte que no debe entrometer su natural discurrir intentando comprender, sino que debe aprestarse el entendimiento a recibir y dejar que aquel toque del Señor florecido en “sentimiento espiritual” le traiga y produzca en la inteligencia infusamente recogida lo que quisiere obrar en ella.

De más está aclarar a esta altura que esta “pasividad” no se debe interpretar a modo quietista como una anulación de lo humano y posesión por lo Divino; sino en clave de receptividad amorosa y abandono amante, porque no hay más humana y humanizante actividad que entregarse libremente en manos de su Dios y dejarle producir su obra.



POESÍA DEL ALMA UNIDA 27

 


Iluminando

Con tu Luz prestada

Cual luna de Sol

Enamorada

 

Iluminando

Reflejando sereno

El destello de tu Rostro

En espejo

 

Iluminando

Contigo que resplandeces

Disipando las tinieblas

Sin impedimento

 

Iluminando

Cantando esperanzas

De cielos y tierra nuevos

Salvación y Gloria

 

Iluminando

Faro de viajeros

Señalizando travesías

Puerto seguro

 

Iluminado

Quedarme Contigo

Abriendo camino

Y movilizando

 

Iluminando

¿Qué otra tarea

Más urgente y esencial?

Aporte santo

 


POESÍA DEL ALMA UNIDA 35

  Oh Llama imparable del Espíritu Que lo deja todo en quemazón de Gloria   Oh incendios de Amor Divino Que ascienden poderosos   ...