LA
IGLESIA ES EDIFICACIÓN DE DIOS (III)
“¿No saben que son santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios es sagrado, y ustedes son ese santuario. ¡Nadie se engañe! Si alguno entre ustedes se cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio; pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios. En efecto, dice la Escritura: Él que prende a los sabios en su propia astucia. Y también: El Señor conoce cuán vanos son los pensamientos de los sabios. Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es de ustedes: ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es de ustedes; y ustedes, de Cristo y Cristo de Dios.” 1 Cor 3,16-23
Queridísimo
hermano San Pablo, maestro, al ir cerrando esta pequeña unidad de sentido en tu
enseñanza, quizás necesitamos volver al comienzo, cuando nos interrogabas: “¿No es verdad que son carnales y viven a lo
humano?” Así retomas aquella primera consideración: ¿por qué hay divisiones
y discordias entre ustedes? ¿por qué uno dice que es de tal y otro se apunta en
la facción de aquel otro? Así debemos religar esta primera pregunta que ahora
acometemos: “¿No saben que son santuario
de Dios?”
Le
sucedía a aquella comunidad y también puede acontecernos a nosotros, no estar
del todo conscientes de que la Iglesia es santuario de Dios. Es inevitable que
rápidamente venga a mi mente y corazón algunos textos del Concilio Vaticano II
en la Constitución Lumen Gentium. Permítanme citar al menos dos que me parecen
pertinentes.
Expresando
los Padres conciliares la doctrina de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo,
cuyo punto de partida se halla justamente en los escritos paulinos, afirman:
LG. n°7 “Mas
para que incesantemente nos renovemos en El (cf. Ef.
4,23), nos concedió participar en su Espíritu, que siendo uno mismo en
la Cabeza y en los miembros, de tal forma vivifica, unifica y mueve todo el
cuerpo, que su operación pudo ser comparada por los Santos Padres con el
servicio que realiza el principio de la vida, o el alma, en el cuerpo humano.”
Para
luego realizar una analogía entre el misterio de Cristo y el misterio de la
Iglesia:
LG. n°8 “Cristo,
Mediador único, estableció su Iglesia santa, comunidad de fe, de esperanza y de
caridad en este mundo como una trabazón visible, y la mantiene constantemente,
por la cual comunica a todos la verdad y la gracia. Pero la sociedad dotada de órganos
jerárquicos, y el cuerpo místico de Cristo, reunión visible y comunidad
espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia dotada de bienes celestiales, no
han de considerarse como dos cosas, porque forman una realidad compleja,
constituida por un elemento humano y otro divino. Por esta profunda analogía se asimila al
Misterio del Verbo encarnado. Pues como
la naturaleza asumida sirve al Verbo divino como órgano de salvación a El
indisolublemente unido, de forma semejante la unión social de la Iglesia sirve
al Espíritu de Cristo, que la vivifica, para el incremento del cuerpo (cf. Ef.
4,16).”
Y
quise refrescar estas citas con ustedes porque nos ayudan a comprender y
ponderar qué significa la Iglesia en cuanto edificación y santuario de Dios.
Pero también porque nos permiten calibrar el argumento del Apóstol que continúa: “¡Nadie se engañe! Si alguno entre ustedes
se cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio; pues la
sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios.” Inmediatamente uno se pregunta a qué viene volver a introducir
la temática de la falsa sabiduría del mundo que ya habíamos confrontado con la
locura y el escándalo de la Cruz al comienzo de la epístola. Pues claramente
viene a colación: “Así que, no se gloríe
nadie en los hombres, pues todo es de ustedes: ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el
mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es de ustedes; y ustedes,
de Cristo y Cristo de Dios.”
Por
tanto entendemos que San Pablo, al ver las divisiones y discordias en el cuerpo
eclesial, realiza un doble diagnóstico: no están bien apoyados en el fundamento
y cimiento que es Cristo y tampoco construyen según la directriz de ese
fundamento porque han introducido la mentalidad carnal del mundo y deben volver
a conectar con el Espíritu Santo.
Supongo
que tal problemática eclesial se ha venido sucediendo constantemente en los
avatares de la Iglesia peregrina de todos los tiempos en todo el mundo. ¿Quién
de nosotros puede decir que desconoce en su propia comunidad este flagelo? Ayer
como hoy y mañana la reforma de la Iglesia supone su conversión para volver a
apoyarse en su único fundamento Jesucristo y desde Él crecer y desarrollarse en
la dirección que le incoa. El Espíritu Santo nos ha sido dado, para que dóciles
a su animación, podamos ser edificación en Cristo para gloria de Dios Padre.
Amén.
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