DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ 15




CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE 15


APRENDA EL ESPIRITUAL A ESTARSE QUIETO


Estimadísimo compañero de viaje, es verdad y tú lo adviertes a modo de señal, que al comenzar la quietud o recogimiento interior infuso, el alma no encuentra ya gusto en meditar e imaginar como antes, todo lo contrario le produce turbación un tal esfuerzo. En cambio halla paz en sosegarse y en recogerse bajo la llegada de la misteriosa llamada enlazante.

 

“El alma gusta de estarse a solas con atención amorosa a Dios, sin particular consideración, en paz interior y quietud y descanso y sin actos y ejercicios de las potencias, memoria, entendimiento y voluntad  sino sólo con la atención y noticia general amorosa.” (SMC L2, Cap. 13,4)

 

Debemos pues insistir a los orantes que no intenten tomar el control cuando las riendas ya están en manos de Dios. O mejor dicho, cuando Dios con atracción y delicada paciencia nos ha acostumbrado a dejar que sus manos se posen en las nuestras, y así la conducción resulte de una colaboración mutua, donde le hemos dejado claramente a Él la primacía.

En los tiempos de la “noticia general amorosa” es pues crucial la decisión que tomemos. Podemos abandonarnos a esa misteriosa llamada enlazante, dejarnos entonces llevar hacia lo nuevo que está más allá de nuestra capacidad natural; o quizás preferir quedarnos en las tierras ya conocidas, seguras pero mucho menos fértiles, retrocediendo y descartando la invitación amante.

En esto como en todo el discipulado rigen las mismas fundamentales leyes: el que quiera reservar y retener su propia vida la perderá al fin inexorablemente; solo quien se anime al salto de fe y se abandone entregándose se encontrará y recuperará en Él. “Muchos son los llamados pero pocos los elegidos”, también a la vida contemplativa. La oferta abierta a todos sólo es elegida por algunos que aceptan perderse para ganarse. La Cruz, siempre la nada liberadora de la Cruz. Dime: ¿a quién amarás más?, ¿a ti mismo o a tu Dios?

¿Qué experimentarán quienes decidan abandonarse en aquella primera noticia de amor nueva que llega desde más allá de todo humano parámetro?

 

“…se queda el alma a veces como en un olvido grande, que ni supo dónde se estaba, ni qué se había hecho, ni le parece haber pasado por ella tiempo.” (SMC L2, Cap. 14,10)

 

De alguna forma el encuentro con Dios deja huellas de eternidad. Él permite una comunicación directa y misteriosa, que más allá de la mediación de la inteligencia, cuando toda conceptualización es superada, en el gustar de su Amor ofrecido que el alma recibe, todo queda detenido y atravesado, sostenido y transverberado; o mejor dicho todo se percibe nuevo y transfigurado bajo esta dichosa luz de Amor y Unión. Y no importa ya si el tiempo físico es medible en segundos, minutos u horas… está pasando algo más allá del tiempo cronológico, en el sin-tiempo de Dios es rozada en primicias de Gloria el alma.

 

“Y la causa de este olvido es la pureza y sencillez de esta noticia, la cual, ocupando al alma, así la pone sencilla y pura y limpia de todas las aprehensiones y formas de los sentidos y de la memoria, por donde el alma obraba en tiempo, y así la deja en olvido y sin tiempo.” (SMC L2, Cap. 14,11)


“El sueño de las potencias”, ha sido una expresión habitual para insinuar este estado de recogimiento infuso. Siempre habrá quienes tengan desconfianza, pensando que se dirige a postular una especie de trance místico no cristiano con enajenación alienante de la persona, una suerte de suplantación del yo por lo numinoso que invade y posee.


“Y así, esta noticia deja al alma, cuando recuerda, con los efectos que hizo en ella sin que ella los sintiese hacer… aunque duermo yo, según lo que yo soy naturalmente, cesando de obrar, mi corazón vela, sobrenaturalmente elevado en noticia sobrenatural.” (SMC L2, Cap. 14,11)

 

Nos ayudaría en verdad concentrarnos en la categoría de “misterio”. Aquí no se trata de una realidad enigmática cual trama problemática de novelas de suspenso; sino de una realidad tan rica y valiosa que simplemente excede la capacidad de quien la contempla. Dios excede sin ninguna duda. Sin embargo Él nos ha creado para la comunión. Lo que aquí sucede no es que Dios cancele nada de nuestro ser creatural, por lo contrario asumiéndolo y elevándolo deja al descubierto una dimensión de nosotros aún no conocida ni ejercitada. Dios nos ha hecho capaces de dialogar con Él en un nivel superlativo, en luz de gracia sobrenatural.

La libertad del hombre está a salvo. Al influjo seductor de la noticia amorosa enlazante, el contemplador ha respondido con adhesión de todas sus potencias. No es secuestrado, se ha entregado y abandonado en la irrupción del amor nuevo que le convoca tan misteriosamente. Y que las potencias no han sido suprimidas sino elevadas se comprende por los efectos. Pues el contemplador una vez retornado a lo ordinario degusta en sí mismo la impresión de las huellas del trabajo amoroso de su Amado y Señor.

Durante la quietud no debe entenderse que no hubiese entendimiento, voluntad o memoria; los hay embelesados, superados por su Presencia que excede. Levantados así en gracia para que, aunque no puedan particularmente realizar operaciones concretas, de modo general atestigüen en fe, esperanza y caridad que están simplemente ante Dios que ama y obra en conformidad con su amor. Y luego ese mismo modo sobrenatural permite al alma reconocer como recordando las secuelas que han quedado en ella de ese encuentro. A veces sólo como quien registra las huellas del paso de Dios sin todavía poder comprender del todo su significado pero ciertamente con gozo y paz en su obrar transformante. Otras veces quiere el Señor  que al calor del amor de unión vivido pueda expresarse relativamente en palabras inteligibles el misterio que aún desocultándose permanecerá excedente.

 

“…poco o mucho no deja el alma de entender, si quiere mirar en ello, que está empleada y ocupada en esta noticia, por cuanto se siente con sabor de amor en ella, sin saber ni entender particularmente lo que ama. Y por eso la llama noticia amorosa general, porque, así como lo es en el entendimiento, comunicándose a él oscuramente, así también lo es en la voluntad, comunicándola sabor y amor confusamente, sin que sepa distintamente lo que ama.” (SMC L2, Cap. 14,12)

 

Quedarse el espiritual en esta gratuita quietud, permitirse vivirla, no siempre es fácil. Debe vencer innumerables prejuicios propios y ajenos: que es engaño, ilusión o locura se pensará comúnmente. Quedarse aquí en esta comunicación de amor que le resulta tan original y nuevo, tan sin precedentes, le reclama el acto de fe. Siempre en fe habrá un salto que dar confiando que no será la nada y el vacío, sino la plenitud escondida de su Presencia sobreabundante quien en secreto gozo nos recibirá.

 

 “…tener advertencia el alma con amar a Dios, sin querer sentir ni ver nada…libremente recibe la voluntad esta noticia general y confusa de Dios… serena y limpia luz… se quedará en esta pura y sencilla luz, transformándose en ella en estado de perfección, porque esta luz nunca falta en el alma…” (SMC L2, Cap. 15,2.3.4)

 

Pero como estos son pasos aún iniciales es natural que exista tensión, una pulseada interior y una resistencia a la entrega que de a poco va terminando de ceder. Aún no ha madurado el sentido interior y el alma no se ha adaptado al encuentro con esa Luz que la habita en lo profundo y que, dejándola por tan deslumbrante ciega, le permite crecientemente ver en amor. El espiritual debe aprender a quedarse quieto si quiere caminar hacia la Unión.

 

“Aprenda el espiritual a estarse con advertencia amorosa en Dios, con sosiego de entendimiento, cuando no puede meditar, aunque le parezca que no hace nada. Porque así, poco a poco, y muy presto, se infundirá en su alma el divino sosiego y paz con admirables y subidas noticias de Dios, envueltas en divino amor.” (SMC L2, Cap. 15,5)

 


Isaías I: el profeta del Dios tres veces Santo (12)

 

 


 

El tercer oráculo sobre el Emanuel


En el capítulo 11 hallamos este oráculo que completa la profecía sobre el Emanuel.

a) Is 11,1 Se trata de un alusión solemne a la profecía de Natán (2 S 7,12-16). El reino del sur fundamentaba toda la teología de la Alianza en las promesas hechas a Abraham-David. El resto de David (Mesías) es personificación del resto fiel entero.

“Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará.”

b) Is 11,2-3a Dios capacita al Rey-Mesías: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, temor de Dios. Éstas notas resumen la piedad del Rey-Mesías quien se comporta verdaderamente como hijo de Dios. (De esta lista los teólogos medioevales elaboraron el esquema sobre los dones del Espíritu Santo).

“Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh.”

c) Is 11,3b-5 El Rey-Mesías es presencia de Dios entre nosotros. El Rey-Mesías respeta la Alianza (Berit), vive según la Ley (Torah) y la consecuencia es la plenitud de bienes salvíficos derramados sobre el Pueblo (Shalom). Hay una restauración del Reino realizada por Dios mediante él.

“No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos.” 

d) Is 11,6-9 El efecto más definitivo es que ya no habrá mal, que desaparecerá el pecado (Gn 3) y sus consecuencias de toda la creación. ¡Y esto lo hará un niño, un retoño!

“Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano. Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar.”


¿Hacia una renovada teología del Resto?


El aserto profético acerca del RESTO FIEL no constituye una discriminación, sino la constatación de una realidad y a la vez un grito de esperanza. Pues en el Pueblo de Dios todos son llamados a la Alianza a través de la Ley de Santidad, lo cual no quita que los procesos personales y colectivos sean diversos. Como es de sentido común hay disímiles niveles de crecimiento y maduración como también existe el rechazo indiferente a la propuesta o la apostasía idolátrica. En cambio el RESTO SANTO se erige como el núcleo que responde con la altura necesaria al llamado de Dios. Agrupa lo más leal a Dios del Pueblo y por tanto su reserva de esperanza. El RESTO DEL SEÑOR es la porción del Mesías, es decir aquellos que reconocen la salvación de Dios y aceptan vivir la Alianza en el Espíritu, a quien acogen como templo purificado y nuevo.

Sin duda esta realidad permanece a lo largo de toda la historia de la Iglesia. Aunque por supuesto es peligroso autoerigirse como  EL RESTO DE DIOS. No han faltado los puros y separados que han caído en la soberbia y la falta de caridad, bajo un acentuado rigorismo ascético o un elitista encumbramiento místico. Como tampoco ha faltado el relajamiento y la caída del nivel de testimonio cristiano, ya en busca de masividad so pretexto de no-exclusión y de cuestionable misericordia que consagra la mediocridad.

Pero el RESTO FIEL DEL SEÑOR siempre ha estado presente en la vida de la Iglesia. Son nada más y nada menos que sus Santos. Dios siempre ha podido lograr que florezca su Santidad entre los suyos en toda época. Varones y mujeres de Magisterio Existencial y Alianza Viva. Humildes servidores fieles a Dios y fieles a la humanidad. Su fidelidad a la humanidad ha sido simplemente nunca apartarse ni dejar de anunciar y vivir la Voluntad de Dios. No han sido fieles a la humanidad y  a sus hermanos en la Iglesia por plegarse a la mayoría y vivir arrimándose al promedio de cómo vivían todos. Han sido fieles por vivir como Dios quería que viviesen; y así han iluminado e inquietado, encendiendo amores al Señor y desatando persecuciones contra sí. Pero han sido la reserva de vida teologal y la esperanza de todos los que quieren ver el Rostro del Señor y entrar en comunión con Él.

Una renovada teología del RESTO SANTO aparece tan necesaria en estos tiempos de confusión y disolvencia de la identidad cristiana. Recuperar su testimonio y enseñanza para que se mantenga ardiendo el amor primero en el corazón de la Iglesia peregrina. Pero también llamar y animarse humildemente a vivir en santidad. No dudo que el RESTO FIEL está siendo nuevamente suscitado en nuestros días bajo los presentes desafíos. No creo que pueda ser constituido sin una opción clara por resguardar con plena fidelidad la Ley de Dios que se llama Jesucristo. Una fidelidad creativa, encarnatoria pero fidelidad sin más. Una RESERVA DE LA FE animada y guiada por la Sabiduría del Espíritu Santo es la opción que tiene por delante el RESTO en estas jornadas de creciente oscuridad y apostasía silenciosa.

 


POESÍA DEL ALMA UNIDA 8





Eucaristía

            Tan humilde y pobre

            Haciéndote tan frágil

Incalculablemente

Indescifrablemente

Fuera de pronóstico

Inaudito

Abierto y disponible

Asumiéndonos

 

Todo el Pesebre

En la Eucaristía late

Toda esa bendita noche

Iluminada y silenciosa

Canta

Tu Encarnación

La condescendencia infinita

De tu Amor divino

          Que por un momento parece

Devolvernos a la ternura

Y a la calidez de tu Abrazo

Pero que tan pronto

Se disipa en indiferencia

Persistente y fría

 

Toda tu Cruz

En la Eucaristía

Nos atraviesa y nos desnuda

Por eso huimos

Buscamos excusas

Nos anestesiamos

En vagas costumbres

Pretendemos hacerla una obra nuestra

Para acallar el grito desgarrador

Del Madero que crujiendo clama

 

Eucaristía

Tú buscándonos

Entregado sin reservas

Y Tú a las puertas

            De nuestro corazón incierto

Que requiere hondura

Para poder recibirte

Y celebrar el encuentro

Gozarse contigo

En Alianza definitiva y nueva

 

Eucaristía

Tu locura de amor

            Y nuestra locura de desprecio

Tu Pesebre y tu Cruz

Todo un Dios rechazado

            Y toda una humanidad perdida

 

Eucaristía

Tú el Fiel Amante

Que permanece ofrecido

            Invitándonos a la cordura

            De llegar a ser ofrenda

  Y así conocer el Amor

 

 

Isaías I: el profeta del Dios tres veces Santo (11)




El segundo oráculo sobre el Emanuel

 

La preparación del oráculo se hace en 8,22-23a donde se describe como una vuelta al caos primordial. De nuevo la tierra parece un espacio confuso, desordenado y oscuro como en el relato del Génesis. El profeta insinúa que ha tornado a ser lo opuesto al Reinado del Dios Santo. El pueblo que anda atrapado e inmerso en el pecado, lejos de la mano del Creador, hace retornar el caos sobre la faz de la tierra.

 

“…la tierra oteará, y sólo habrá cerrazón y negrura, lobreguez prieta y tiniebla espesa. Pues, ¿no hay lobreguez para quien tiene apretura? (Is 8,22-23ª)

 

“La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo…” (Gn 1,2)

 

Pero en 8,23b se anuncia la futura gloria de la Galilea de los pueblos. Se trata del territorio del norte, donde se asentaron los paganos, que transportaban y trabajaban como artesanos los materiales usados para la construcción del Templo durante el reinado de Salomón. No podían adentrarse más en el país a causa de su impureza, dando origen a una población marcada por su heterogeneidad étnica y religiosa. Era una región menospreciada como tierra profanada e impura por el contacto con los cultos idolátricos. Sin embargo desde allí surgirá la esperanza según la palabra profética. Obviamente la aparición de Jesús Mesías desde Galilea actualizará y pondrá en valor la profecía.

 

“Como el tiempo primero ultrajó a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, así el postrero honró el camino del mar, allende el Jordán, el distrito de los Gentiles.” (Is 8,23b)

 

En este momento histórico ha concluido la guerra Siro-Efraimita e Israel –el reino del Norte-, ha sido derrotado y castigado por su rebelión: Asiria le impuso un tributo más duro, deportó a gran parte de la población judía y los suplantó con otros pueblos, también anexó a Zabulón y Neftalí a su Imperio.

En este contexto Isaías propone su segundo oráculo sobre el Emanuel. Les propongo leer, según la siguiente subdivisión, el texto contenido en Is 9,1-6:

 

a) Is 9,1 La liberación de Galilea, ese lugar fronterizo donde reina un yavismo impuro, anuncia la universalidad de la salvación. También a los gentiles les llega la salvación del Dios único.

 

“El pueblo que andaba a oscuras...”

 

b) Is 9,2 Se ofrece una referencia implícita al Emanuel (Dios con nosotros); a la presencia de Dios en medio del pueblo que provocará la alegría-regocijo. Incluso en la oscuridad más profunda aparece la luminosa gloria de Dios.

 

“…vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría. Alegría por tu presencia, cual la alegría en la siega, como se regocijan repartiendo botín.” 

 

c) Is 9,3-4 Se pinta en una imagen belicista el poderío imperial de Asiria. Pero se lo describe en toda su crueldad solo para anunciar que el Señor ha decretado su final. Ese poder opresor se derrumbará.

 

“Porque el yugo que les pesaba y la pinga de su hombro -la vara de su tirano- has roto, como el día de Madián. Porque toda bota que taconea con ruido, y el manto rebozado en sangre serán para la quema, pasto del fuego.”

 

d) Is 9,5 Sin embargo el medio utilizado por Dios para tal cancelación es inaudito y desproporcionado, diría en términos históricos que es absurdo: un niño recién nacido.

Este niño es hijo del pueblo. Si el rey lleva una mancha sobre su hombro, el niño lleva sobre su hombro el señorío de Dios. Los títulos que se le adjudican –nadie se inquiete- son propios de la coronación del faraón en Egipto o del rey en Babilonia. El artificio de multiplicar títulos es por acumulación un signo de grandeza. Por tanto se insinúa al usar estos títulos profanos un Señorío más grande que el de los señores de este mundo.

Pero claramente se pueden leer también en continuidad con la historia de Israel: Maravilla de consejero por Salomón; indicando el don de sabiduría. Dios Fuerte por David; dotado con la Fortaleza de Dios. Siempre padre por Abraham; por tanto encarnación y cumplimiento de la promesa. Príncipe de paz por Melquisedec-Salomón; alusión a la santidad-gloria como esplendor de la Alianza (Shalom-Paz).

 

“Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre «Maravilla de Consejero», «Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz».”  

 

e) Is 9,6 Finalmente se hace una referencia a la casa de David; estableciendo que el niño será verdaderamente el Rey-Mesías según el proyecto de Dios.

 

“Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.”

 

La Salvación por lo pequeño

 

El anuncio del Emanuel en Isaías, no es sino el anuncio de que la Salvación de Dios no se realiza por los medios que los hombres esperan. Mientras nosotros pondríamos la mirada expectante en toda exhibición de grandeza y poder, Dios decide actuar desde lo que es pequeño y pobre, desde lo humilde y diría hasta desde lo frágil.

Es desproporcionado el niño pequeño recién nacido –el campeón del profeta, el campeón de Dios-, frente al poder del Rey de Israel y más aún frente al embate arrasador del Imperio Asirio. Como será desproporcionado el Niño nacido y recostado en un pesebre en Belén –tan claramente en continuidad con el Desnudo de la Cruz-, para enfrentar al mal, a todo el mal de todos los tiempos. Pero así es Dios y así obra nuestra Salvación.

Nuestra Iglesia contemporánea debe convertirse de nuevo y siempre a la pequeña pobreza de Dios. No le encontrará a su Señor ni entre los poderosos de este mundo con sus pretendidas agendas globalistas, ni entre las rancias causas revolucionarias en favor de los excluidos en términos sociológicos y políticos. No lo encontrará en las miradas ideológicas de los hombres pues la lógica de Dios simplemente no es de este mundo.

La mirada de la Iglesia debe volver a ser más espiritual. Y esto no quiere decir descomprometida con la historia, alienada o alienante, desencarnada y evasiva. “Espiritual” quiere decir más en sintonía con el ser y obrar de Dios. La pequeña semilla que crece, el fermento en  la masa, el Niño Dios en el Pesebre, el Dios Desnudo y Crucificado, su humilde y silenciosa Presencia en la Eucaristía. “Espiritual” quiere decir contemplativa. La Iglesia contemporánea solo podrá gozar de la Salvación de Dios si recupera una mística contemplativa.


ABBA VIENTO



Apotegmas contemplativos (2022)


Abba Viento se encontraba serenamente entretenido

observando una hoja reseca y pobrecita

que navegaba dando volteretas y dibujando figuras

imposibles de pronosticar

según el mandato que recibía del viento.

-Abba, ¿qué miras?

Y le respondió a su discípulo:

-Espero estar viéndote a ti en el futuro.

Porque ya lo dijo el Señor y Maestro:

“El viento sopla donde quiere,

tú oyes su voz pero no sabes

de dónde viene ni a dónde va.

Así es todo el que ha nacido del Espíritu.”

 

            La vida contemplativa es andar en el Viento. Toda la honda purificación amorosa que el Padre ha querido para nosotros en la Cruz de Cristo nos ha posibilitado ser libres; ser libres para vivir en el Espíritu. ¿Acaso no es justamente esto llevar una Vida Nueva, una vida resucitada? Ser libres para recibir la Unción del Don que viene de lo alto. Pentecostés.

            En verdad solo cuando se han perdido todas las cosas, cuando la Unión se ha vuelto madura y estable condición de vida, el alma se encuentra disponible con sencillez, cimentada en humildad, abierta a cuanto Dios quiera y le solicite. Pues el contemplativo ya solo quiere lo que Dios quiere, se encuentra en sintonía con los gemidos inefables del Espíritu. Sólo después de morirse en Él se puede renacer en Él. Ha florecido la Pascua. Es Pentecostés. Tiempo de permanecer celebrando la inhabitación de Él en nosotros como de nosotros en Él que aguarda consumación en Gloria.

            Y el Espíritu Santo que viene cual viento del desierto, sorpresivo e inesperado, envolvente y sin dejar flanco por cubrir, ¡es tan capaz de transformarlo todo! “La mano del Señor se posó sobre mí y me sacó…”, sería la expresión profética. Tú no sabes de dónde viene ni a dónde va, ni cómo te saca y te pone, ¿pero qué importa eso? ¡Es gozo lo que te invade cuando el Espíritu irrumpe, es júbilo lo que te gana cuando te transporta! No hay atisbo de tristeza en este desapego, no hay queja alguna en esta humilde pobreza santa, sino dicha y plenitud de ser quien estás llamado a ser: alguien que simplemente planea en el Viento.

            ¡Extiende pues tus alas! Ya no te limites a vuelos cortos y rastreros, nunca demasiado lejanos de la superficie y de sus mediocridades. Asciende. Desde lo hondo del alma un delicado toque, una caricia casi imperceptible te avisa de la omnipotencia del Amor que te habita y excede. Elévate. Porque con finísimo y delicado aroma se esparce el Espíritu impregnándolo todo en tu interior, bálsamo untuoso que da Vida. Se esparce su Unción manando desde la profundidad más escondida de ti. Extiende tus alas. Tu voluntad, inteligencia y memoria ya purgadas y entrenadas a recibir su venida, pueden desplegarse ya en toda su donada envergadura. Se arremolina tan suave y poderoso el Viento. Deja entonces que impacte enteramente en ti y te levante el Espíritu Santo Paráclito. Extiende tus alas.

La vida contemplativa es andar en el Viento. Un renovado y perenne Pentecostés.

       

   

POESÍA DEL ALMA UNIDA 7

 



Los Tres amándose en mí

Porque es Uno el Amor

En circulación tan viva

Tan lleno de Luz y Gloria

 

¡Oh alma que goza extasiada!

Los Tres amándose en mí

Testigo arrobada

De Un Amor que procede

Sin reserva ni apego

Sin incremento ni mengua

Infinito en su Don

 

Y en total intercambio de Tres

Que se dan tan entera

Como eternamente

Sin perderse al donarse

El Amor que es Uno

Procesiona hacia el tiempo

Tan capaz de cercanía

Los Tres amándose en mí

 

¡Oh Misterio escondido!

¡Oh gratuita convocación eterna!

¡Oh libérrima condescendencia divina!

¡Oh Misericordia Santificante!

Los Tres amándose en mí

Porque es Uno el Amor

Que anticipa y promete

Aquella Comunión beatífica

Uno amando en los Tres

Amando con Su Único Amor

Siendo amado y amante en su Amor

¡Oh Misterio escondido!

 

 


Isaías I: el profeta del Dios tres veces Santo (10)

 



El anuncio del Emanuel

 

Nos adentramos en textos famosos y ampliamente citados de Isaías. Pues en los caps. 7-12 hallamos el llamado libro del Emanuel, que contiene tres oráculos mesiánicos releídos por el cristianismo como anuncio profético de la futura encarnación del Hijo de Dios.

 

El capítulo 7 y el primer oráculo sobre el Emanuel

 

El contexto es el reinado de Ajaz y la guerra Siro-Efraimita. Israel se alía con Siria para sitiar Jerusalén, intentando obligar a Judá a entrar en su coalición y sublevarse contra Asiria. Ajaz por el contrario celebra alianza con Asiria para defenderse. El resultado es que termina introduciendo cultos asirios en Judá e incluso sacrifica a esos dioses a su único hijo y heredero. Se trata de un acto de idolatría que rompe la Alianza y pone en peligro toda la dinastía davídica.

Isaías le propone creer en Yahvéh y en un primer encuentro va con su hijo Sear Yasub (un resto volverá) llamándolo a la fe-conversión (7,1-9).

 

“«¡Alerta, pero ten calma! No temas, ni desmaye tu corazón por ese par de cabos de tizones humeantes…   Si no os afirmáis en mí no seréis firmes.»” (Is 7,4.9)

 

En un segundo encuentro Isaías invita al rey a pedir un signo, no un milagro sino una señal en la cual apoyar la fe.

 

“Volvió Yahveh a hablar a Ajaz diciendo: «Pide para ti una señal de Yahveh tu Dios en lo profundo del seol o en lo más alto.»  Dijo Ajaz: «No la pediré, no tentaré a Yahveh.» Dijo Isaías: «Oíd, pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios?” (Is 7,10-13)

 

Pero ante la negación del rey, Dios mismo se la dará. En el fondo Ajaz es un escéptico; le da igual Yahvéh que otros dioses.

 

“Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno. Porque antes que sepa el niño rehusar lo malo y elegir lo bueno, será abandonado el territorio cuyos dos reyes te dan miedo. Yahveh atraerá sobre ti y sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días cuales no los hubo desde aquel en que se apartó Efraím de Judá…” (Is 7,14-17)

 

¿Quién es esta misteriosa mujer que será madre? ¿La promesa de la doncella encinta se refiere a Abiáh, esposa de Ajaz y futura madre de Ezequías? Si la cronología deuteronomista es exacta el oráculo es del 734, cuando Ezequías ya contaba con 7 años; pero sabemos que no siempre se puede confiar en esa cronología.

La profecía sobre todo quiere expresar -no sabemos si con referencia o no a personajes concretos-, que la dinastía davídica continuará porque Dios es fiel a sus promesas. El oráculo presenta a un futuro rey ideal, defensor y garante de la vida de su pueblo, quien es compatible a todas las expectativas que se tienen de un rey. Es un oráculo, profetizado en público pero que Ajaz no aceptó, por eso el castigo será la invasión Asiria según Is 7,18-25. Sin embargo el pueblo lo acogió desde la perspectiva mesiánica. Miqueas lo continuará en Mi 5,2: “Por eso él los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz.

La traducción de los LXX cambiará el término “doncella” (en hebreo almáh), usado para una mujer que biológicamente ya es capaz de tener hijos y entonces puede ser dada en nupcias, por el concepto “virgen” (en griego partenos). Este desplazamiento semántico facilitará la relectura cristiana del oráculo, identificando claro a la mujer profetizada con la Virgen y Madre María, luego al niño rey futuro y esperado con el Mesías Jesucristo.

 

No desperdiciar los signos de Dios

 

Yo creo que Dios es fiel y no abandona a sus hijos. Soy testigo de que cuando nos descarriamos intenta devolvernos al camino. Nos llama la atención, nos ofrece signos y nos hace señales. También las da con delicadeza de Caridad divina cuando le busca un creyente enamorado. Solo que el creyente por su fe ve e interpreta los signos, más el incrédulo por su impiedad suele desaprovecharlos.

En primer lugar pues me nace pedirle al Señor que no nos deje caer en la ofuscación. Porque a veces podemos andar como “caballo con anteojeras”, focalizando la vista en un solo punto pero sin ningún registro del panorama.

A veces me pregunto si algo de esto no le ha pasado a la Iglesia peregrina del siglo XX. Se ha preguntado sobre sí misma, su identidad y su misión. Ciertamente ha sido un proceso de reencuentro con sus fuentes, sus orígenes e historia. Pero también se ha interrogado sobre su sentido intentando re-leer su relación con la Modernidad como re-entablar su vínculo con el mundo. ¿Y qué ha acontecido? No estoy aquí señalando nada acerca del Concilio Vaticano II ni su valoración. Estoy describiendo lo que ya se ha dicho hasta el hartazgo: “se preveía una primavera y ha llegado el otoño”. ¿Habrá en esto algún signo? ¿Cuál es su significado? Además el abrazo eclesial al mundo no encontró la receptividad buscada, todo lo contrario parece haberse agudizado la secularización y los ataques contra la Iglesia. ¿Habrá en esto algún signo? ¿Cuál es su significado? Por si fuera poco la mismísima Modernidad es discutida; primero postulamos la Pos-Modernidad y últimamente presagiamos que solo es la punta del iceberg de un cambio epocal con toda su envergadura inimaginable. ¿Habrá en esto algún signo? ¿Cuál es su significado? No lo sé o al menos no quisiera debatirlo aquí. Solo vuelvo sobre el “caballo con anteojeras que no tiene panorama”. Quizás Dios esté ofreciendo señales que no vemos. Quizás solo esperamos que aparezcan los signos que prefijamos y no los que Dios da. ¿Qué son exactamente los “signos de los tiempos”? No seamos como Ajaz.

Un amigo mío no me perdonaría si no introduzco las numerosas apariciones marianas en mi comentario. Saltándonos ahora toda disquisición sobre el discernimiento eclesial de las mismas, es evidente que tienen un núcleo penitencial. Se nos llama a volver a Jesucristo, al arrepentimiento y a la conversión. Se nos invita a considerar las terribles consecuencias de una vida de pecado. Se nos urge a tomarnos en serio la Salvación de Dios. Se nos confirma el Amor  fiel del Señor. ¿Qué signo pues de Dios son las tales apariciones con sus mensajes para la Iglesia en el mundo, justamente para su identidad y misión? No seamos como Ajaz.

Quizás la pandemia ha sido otra gran señal o a mí me lo ha parecido. Ha dejado al descubierto la debilidad de nuestra fe. Se ha realizado una poda purificadora. Y por lo pronto abundan las justificaciones, las excusas o el “aquí no ha pasado nada, retomemos y sigamos adelante sin más”. Poco replanteamiento, escaso discernimiento, imperceptible arrepentimiento y conversión eclesial. No seamos como Ajaz.

Seguramente tú querrás aportar los cambios climáticos y los desastres naturales. Otros hablar de aquellos sectores tildados de conservadores y retrógrados pero que expresando un rasgo contracultural más marcado a veces son florecientes de adeptos. Y seguramente habrá multitud más de signos por aportar.  ¡Qué más da! Solo no seamos como Ajaz. No podemos contemplar al Emanuel, al Dios con nosotros, si no nos abrimos a los signos de Dios cuyo sentido con fe debemos indagar. No seamos como caballo con anteojeras que no tiene panorama. No seamos como Ajaz.

 

 

POESÍA DEL ALMA UNIDA 6

 



Vive palpita

Cruje el Fuego

Y ardido en su Luz

Ya acrisolado

En primigenios dias

Tan puro y simple

Crepito

 

Con calor de vida

Ardo y me alzo

O mejor Tú te levantas

Tan sereno como enérgico

Calmo y fuerte

Humilde y poderoso

Tranquilo Señor

De cuanto existe

 

Fundamento de todo

Lo sostienes todo

Y lo orientas todo

Hacia Ti

 

Y a mí no me queda

Sino contemplarte

            Extasiado

Cantando loas

A tu Providencia

Y clamar por el hombre altivo

Que elige quedarse ciego

                                   Y sordo

    Fríamente solo

 

Oh ven donde el Fuego

Que crujiente cobija

Y pequeño cual eres

Ya tan purificado 

Religado y rehecho

En su Ardor crepita

 

 

EVANGELIO DE FUEGO 23 de Enero de 2025