1.
A tanto amor se
paga con desprecio y a tanto abandono se le deja abandonado.
2.
Lo veo en mí y
lo veo en las gentes. ¡Qué mal tan terrible es éste! Mal de males y desprecio
de todo bien es dejarle a Cristo solo en su amoroso sacrificio.
3.
El alma
encendida y esclarecida en amor quiere desterrar este mal que late en sus
dominios, esta inclinación perversa que la pierde. Por eso gime y solloza
viéndolo al Amado tan solo y al mundo tan indiferente.
4.
¡Gran desastre
es que el Amor no sea amado!
5.
¡Haz de mi
vida, Señor, un único grito suave y cálido que anuncie donde quieras que tu
amor debe ser amado y tu abandono recibido y devuelto a Ti en abandono!
6.
¡Que no quede
en mí, Señor, tanto Amor tuyo abandonado!
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