CONVERSASIONES SUBIENDO AL MONTE 8
NOCHE DEL SENTIDO
“…para
ir en la noche del sentido y desnudarse de lo sensible, eran menester ansias de
amor sensible para acabar de salir; pero, para acabar de sosegar la casa del
espíritu, sólo se requiere negación de todas las potencias y gustos y apetitos
espirituales en pura fe. Lo cual hecho, se junta el alma con el Amado en una
unión de sencillez, y pureza, y amor, y semejanza.” (SMC L2, Cap. 2,2)
Fray Juan, hermano
mío, diremos algo contigo acerca del uso y guarda de los sentidos. Pero otra
vez nos desafías grandemente con la expresión “desnudarse de lo sensible”.
¡Vivimos hoy en un mundo
hiper-estimulado mediante un continuo bombardeo sobre todas las
pulsiones! Casi diría que nos hemos vuelto adictos a una acelerada corriente de
estímulos que se suceden vertiginosamente. ¡Cuán difícil es para el hombre
contemporáneo desprenderse al menos un momento de los medios técnicos que lo
mantienen conectado con un globalizado diluvio de datos!
Clásicamente los
cristianos practicábamos la “guarda de los sentidos corporales”, una discreta
vigilancia acerca de lo que admitíamos mirar, oír, gustar… De este modo
pensábamos poder dar menor ocasión a la tentación que suele revestirse de
sensualidad para sernos apetecible.
Esta práctica sana se
ha olvidado en gran parte. Es cierto que tiene un lado peligroso, si llevase a
la persona a un exagerado puritanismo que prejuzgase siempre sospechosa y
maledicente la realidad del mundo. Entonces terminaría desconectándose y
aislándose en una preventiva y férrea custodia de sí mismo para no
contaminarse.
Pero en nuestros días
sucede lo contrario. Los cristianos viven una indiscriminada y total apertura a
cuanto estímulo se presenta, casi sin discernimiento alguno, entregándose a
diversiones fútiles y pasatistas, a conversaciones del todo innecesarias y a un
estilo de vida decididamente disipado. Por eso no es de extrañar la profunda
crisis de espiritualidad y mística que hiere a la Iglesia contemporánea.
Y es verdad, como tú
lo dices, que no puede salirse de esta trampa de la sensualidad sino también en
principio por camino sensible. Así quisiera recordar la experiencia interior de
conversión de ese gran maestro que es San Agustín:
"¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te
amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y,
deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú
estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de tí aquellas
cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y
quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora
siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de
ti". (Confesiones, VII, 10, 18. X, 27).
Magistralmente
testimonia que su entrega a la exterioridad sensual le había vuelto como un ser
deforme y a la vez le había bloqueado la posibilidad de encontrarse con Dios.
Pero el Señor pasó por su vida y justamente describe acciones suyas sobre cada
uno de los sentidos. Su entrega a la exterioridad sensual le había vuelto sordo
pero la voz de Dios le devolvió la audición; le había enceguecido pero brilló
el Señor y recuperó la visión; pasó derramando su perfume y excitó el deseo del
encuentro; le dio a saborear su Presencia y creció el hambre y sed por su
Gracia; y finalmente al ser tocado, descubrió su vocación a la Alianza, a esa
Unión con Dios que es saciedad gozosa y paz del alma bienaventurada.
Por eso Fray Juan
afirmas que “era menester ansias de amor sensible para acabar de salir”. Dios
nos conoce y viéndonos atrapados y secuestrados por sensualidad tan desordenada
pasa sanando y poniendo orden por el amor. Valiéndose también de lenguaje
sensible (exterior e interior, corporal y espiritual) nos muestra que debemos
esperar y buscar algo mucho más alto y más allá de estas efímeras baratijas de placer mundano en las cuales nos perdemos.
Nos visita atrayéndonos y cautivándonos, realmente usa de seducción santa con
nosotros. Y así mostrándole a nuestra sensibilidad que ha sido creada para
gozarle y tenerle por la Gracia, nos libera de tanto ídolo que finalmente no nos
dará sino vacío y tristeza de muerte.
Pero luego vendrá
otro tiempo, tras este arranque necesario a nuestra condición, que llamas “noche
de sentido”. “Para acabar de sosegar la casa del espíritu, sólo se requiere
negación de todas las potencias y gustos y apetitos espirituales en pura fe.”
Lo sensible, por así decirlo, debe apagarse. Es camino para iniciados pero no
se puede madurar anclado a su dinámica. Para crecer en el espíritu hace falta
ahondar en fe desnuda y pura.
Seguramente ya
dialogaremos extensamente sobre esta primera purificación del alma. Pero aquí
mi experiencia me dice que la mayoría se detiene en su andar. En mis días
advierto una exagerada relevancia de la sensibilidad en la experiencia
religiosa. Se va a la oración, al encuentro con Dios para sentir, gustar,
experimentar algo que resulte en bienestar personal. Y cuando Dios no lo da, me
corrijo, cuando el Señor no se da a Sí mismo de ese modo, quienes lo buscan
equívocamente entran en crisis. ¡Qué poca tolerancia al silencio de Dios! ¡Cuánta
frustración ante el lenguaje purificador de la aridez del desierto! ¡Si
pudieses entender que te está amando, liberándote y haciéndote crecer,
preparándote para un Don mayor!
Te ruego Señor que
aquellos a quienes has rescatado de una vida disipada en la exterioridad, puedan
una vez atraídos por Ti quedarse en Ti. Elevo mi plegaria para que aquellos que
han sido lanzados fuera de sí mediante un continuo bombardeo con estímulos
sensibles, que Tú has recuperado y rescatado para ser sí mismos, puedan tener
la fortaleza de dejarse purificar en fe y permanecer en esa pobreza que
enriquece que eres Tú mismo! Porque en tu misterioso designio de Salvación
asumes nuestra sensibilidad, la sosiegas y ordenas, y la haces madurar hacia la
Gracia de la Unión!
El mensaje de Jesús en este tiempo actual hiper estimulado, no se puede ver a simple vista es necesario aprender a "mirar" ... Uno pinta el cuadro como ve las cosas. Dios nos pide afianzar el lema de las primeras comunidades "un solo corazon y una sola alma" sería fundamental para caminar juntos en comunidad creer que esto puede ser posible.
ResponderBorrarUn abrazo!