Dame noche, Señor, que si te soy fiel tú me sacarás hecho luz. Florecillas de contemplación


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"Cantar de amadores. Sobre el inicio de la contemplación." (2019)


Dame noche, Señor,

que si te soy fiel

tú me sacarás

hecho luz



Es el decir del alma que ya andada en amor, es decir, ya gozando de sus altas mercedes, desea seguir creciendo hasta el desposorio. Así en los tiempos del estar reposada en los brazos del Amado, fortalecida y alegre en su amor, se atreve a pedir tanto. No pediría yo tal locura si el amor no me ardiese. Pero dado que arde y que incrementa el deseo de llevarlo más perfectamente arrasa el estar satisfecho. Así me atrevo a pedirle noche movido por Él. Porque solo en la noche se opera aquella purificación que hace más capaz al corazón y a la vida. Y en la noche se prueba y el contemplador no se engaña, cuál es su amor al amor.  El amor que en verdad ama permanece fiel. Fidelidad prestada, pues viene por mi libertad pero está totalmente posibilitada por Él, ya que dura es la noche y experimentar al Amado alejado hace desfallecer al alma y provoca que las potencias y pasiones se subleven y quieran buscar por otros rumbos consuelo. En la noche se lucha y se espera y en el dolor se crece. Como un puñal afilado que el corazón atraviesa la noche sondea y excava y pone ante los ojos lo peor y lo mejor del alma. Entonces el Señor regala un mayor consuelo y saca a su amador de la noche. Con mano poderosa en amor lo arrastra ya más purificado y resplandeciente en su luz. Así en la noche me aferro a la Cruz y el Señor me vuelve más capaz de transparentar algo de su divino rostro. Así en la noche, sostenido por la gracia de la fe que da ojos en la ceguera, me voy configurando a Cristo por su obrar en mí.
¡Oh, bendita noche, que profundiza el encuentro y el regalo! ¡Oh, santa noche, que me devuelves más amante de mi Amado! ¡Oh, noche, que bien tan bueno y tan brillante que me haces!


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