Estructura literaria
Intentemos
acercarnos a la estructura literaria o plan de presentación de la obra. El
material, probablemente fragmentado y disperso, parece haber sido organizado
redaccionalmente por la escuela
sacerdotal en el pos-exilio. Pero al realizar una mirada de conjunto de
todo el libro es casi imposible encontrar el criterio de orden utilizado. De
hecho los estudiosos han propuesto más de 20 estructuras diversas. Elejimos
una, bastante clásica, aunque con varias inconsistencias:
a) 1,1-3,15 Introducción: visión y relato
vocacional.
b) 4,1-24,27 Oráculos de juicio contra
Judá.
c) 25,1-32,32 Oráculos contra las naciones.
d) 33,1-48,35 Oráculos de restauración.
Contenido original
Ezequiel manifiesta
una personalidad con variados matices armonizados en su misión.
a)
Profeta-sacerdote: Es notoria su preocupación por
el templo presente de Jerusalén, el cual recuerda desde el destierro como
marcado por los ritos impuros; un templo profanado que termina siendo abandonado
por la Gloria de Yahvéh, pues ya no quiere
habitarlo. Pero también es profuso en la visión del Templo Nuevo y futuro,
tanto en perspectiva escatológica como en plan de restauración pos-exílica. Se dedica a recopilar, legislar y restablecer
la normativa sobre el culto, los ministros y el calendario como a insistir sobre la urgencia de observar la Ley. El Código de santidad
define su eje interpretativo: un Dios santo y un Pueblo santo.
b)
Profeta-actor: Multiplica las acciones simbólicas
y se mueve cómodo usando lo lúdico de modo didáctico (4-5; 12; 21,33-39).
c) Profeta-visionario:
Tiene 4 visiones pero muy extensas. El carro celeste (1-3; 10,18-22; 11,22-24; 43,1-7); las abominaciones idolátricas
del Templo (8-11); la llanura de
huesos secos (37,1-14); el Templo
futuro (47,1-23; 40-48). Pinta
también cuadros alegóricos: el naufragio de Tiro (27); el faraón cocodrilo (29.32)
y Egipto cedro gigante (31).
Toda la persona orientada a la misión
Obviamente ya
desarrollaremos los textos aludidos y tantos más. En este apartado a modo de
primera presentación del profeta quisiera valorar su dedicación plena al
ministerio encomendado. Cualquier otro hubiese escapado: ¿cómo sostener la fe
del Pueblo cuando parece que ya todo está perdido? La tarea de sostener la
identidad de Israel en el exilio aparece colosal.
Además Ezequiel
tiene sus propias limitaciones: su lenguaje no tiene la belleza y la sorpresa
de la poesía. Su oficio sacerdotal lo inclina a lo repetitivo como en los ritos
litúrgicos y tiende hacia una renovada y espiritual atención por la pureza legal y cultual. Y
sin embargo no se trata de una persona encorsetada en unos parámetros rígidos. De
pronto bajo el Espíritu fluye la creatividad en términos casi novedosos para la
historia de la Alianza. Ezequiel realmente vive aquello de “la mano del Señor
se posó sobre mí” y entonces él mismo se deja recrear para poder llevar
adelante con fruto su servicio.
Y el Señor
hace de sus limitaciones, posibilidades y de su disponibilidad, saca
originalidad y frescura nueva para anunciar la Alianza.
Cuando toda la
situación se instala desgastante y conduce al cansancio y el desánimo, cuando
reina la confusión; Ezequiel centinela, profeta sacerdote y hombre de Dios, está
claro y lúcido en el Señor, desplegando novedades, improvisando con frescura, educando
con método y firmeza, abriendo horizontes cargados de esperanza de modo que se
pueda resembrar el júbilo. Evidentemente está entregado al Espíritu de Dios y
ha tomado la decisión de que cuanto pueda ofrecer de sí, lo ofrecerá todo y sin
reservas. Toda su persona y su misión se hallan en sólida concordancia.
En cambio hoy,
en una situación paradigmática que permite establecer algún parangón, son pocos
los cristianos que en la Iglesia peregrina permanecen claros y sin confusión, animosos
y preservados del desgaste imperante. Y creo firmemente que es nuestra senda
urgente: entregarnos de nuevo al Espíritu, expresar frescura y novedad de Alianza
y sostener la identidad en un ambiente ampliamente adverso.
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