1.
Apreciar el
tamaño de la Cruz, amar y caminar hacia delante.
2.
El camino del
cristiano es un camino de cruz hacia la Cruz. No es amor un amor incapaz de
cruz.
3.
La cruz aparece
siempre en uno mismo, en los otros y en el mundo. La cruz reaparece en el
camino y es del todo inevitable.
4.
Asociada solo
con la prueba, la amargura, el dolor, la injusticia, el desamparo y el fracaso,
en fin, sólo con la muerte, la cruz pierde su verdadero valor y fuerza.
5.
La Cruz alcanza
su plenitud sumándole su ser posibilitante del crecer, de la felicidad
auténtica, del gozo, de la redención, del abrazo fraterno, de la victoria de la
resurrección, es decir, de la Vida.
6.
Ante el peso
contundente de cada cruz que nos toca cargar, peso que aplasta y como afilada
daga traspasa el alma entera: ¿quién nos puede hacer capaces de mirarla con
ojos de posibilidad, de recibirla agradecidos, de llevarla con alegría?
7.
Solo el Señor
Jesús, aquel que cargó con su Cruz todas las cruces de la humanidad y de la
historia, puede ayudarnos a vivir la cruz.
8.
Contemplando a
Cristo Crucificado se nos regala una mirada nueva. Su Espíritu nos muestra
dulcemente el tamaño de nuestra cruz, revelándonos también su posibilidad
salvífica; y nos introduce en el conocimiento interior de la magnitud de la
Cruz del Amado.
9.
Lo amargo de la
Cruz se nos torna sabroso inflamados por su Amor.
10.
Amar la Cruz,
amar a los crucificados que hay en ella es lo que hizo Jesús y lo que nos
enseña.
11.
Contemplar es
elevar nuestra cruz a la Cruz de Jesús, quien eleva toda cruz al Padre para que
Él derrame abundantemente el don de la Resurrección.
12.
El verdadero
contemplador, es decir, el verdadero amador del Amado, toma su cruz y lo sigue,
camina hacia delante, seguro, confiado, lanzado a los brazos del Padre.
13.
El contemplador
no solo llevará su cruz, sino tantas cruces de otros que no saben, no pueden o
no quieren cargarlas; las toma y las lleva por ellos.
14.
En la Cruz
amanece esplendoroso el Rostro del Esposo y el contemplador le busca en
desposorio, abrazándolo enloquecido y errante por el mundo.
15.
El misterio de
iniquidad que hace despuntar la Cruz sólo se redime con amor. Así lo vivió el
Señor Jesús y así quiero vivirlo yo. No hay otra forma de madurar en
contemplación.
Muy bello y profundo comparto unas palabras...que escribi para nuestro obispo... La Cruz
ResponderBorrarCruz de plata de obispo, gastada y perdida en su pecho,
Mis ojos se asombran al contemplarte,
Hundida en mis pensamientos, quisiera inspirarme,
Pensando en tu origen, que dice a las claras que has sido importante.
Admiro tu brillo y suave realce,
Hermoso grabado que da certeza,
Fuiste orgullo puesta en algún cuello de un mártir o santo,
Tal vez te lucieras en misas solemnes...
En fiestas de ágapes donde concurrían políticos de rango,
O quizás en entierros donde compartían los suaves amargos,
Para que reluciera el Cristo impecable.
Los años pasaron, muchos pasaron, más de un siglo acaso,
Hoy, Señor, otros gobiernan el corazón de tu Iglesia,
Hoy, Señor, se nos niega tu carne y tu sangre.
Hoy quieren cambiarla por cruz de madera,
¿Y cómo no creerlo, Señor, que fuiste importante?
Hoy quieren cambiarte por una cruz más humilde,
Para no ostentarte, para ser más sencillos,
¿Y cómo no abstenerse las mentes sensibles del cariño a lo nuestro,
Por más simple que sea?
Hoy quieren ponerte en cruz de madera,
El motivo hallado, aún está vigente,
¿Dios es Dios de ricos o de indigentes?, se ve bien claro,
¿O simplemente Jesús, molestas e incomodas con tu mensaje y legado?,
Si se ve bien claro, ¿Señor, es según el interesado?
¡Señor, si aún está vigente la tradición, el evangelio y la muerte!
En la cruz, tu sacrificio perdura,
Nos recuerda tu amor y tu ternura,
Que nunca se pierda la esencia de tu mensaje,
Que sigamos en fe y esperanza, nuestro viaje.
Que la cruz de plata o de madera,
Nos guíe hacia la verdad verdadera,
Que tu amor brille en cada corazón,
Y en la unidad encontremos redención.
19/10/22