Escritos espirituales y florecillas de oración personal. Contemplaciones teologales tanto bíblicas como sobre la actualidad eclesial.
CANTANDO CANTARES DEL ALMA 11
“Yo duermo pero mi corazón vela:
oigo a mi Amado que golpea.” (5,2a)
1.
¡Oh amor tan
amado, cuánto más ardiente, más callado! ¡Oh amor silente, oscuro y escondido,
tan puro, nuevo y simple!
2.
Es éste el amor
de contemplación: un amor don, con amor donado.
3.
Amor que no
duerme y deja al alma en vela para que aunque todas las potencias duerman, ella
perciba, los movimientos unitivos del Amado.
4.
Cuánto más
habite el contemplador la silente, oscura y escondida morada más vigilia se
encenderá y aún mayor fineza de percepción.
5.
¿Qué es
contemplación? Dejar que todo el yo se duerma y dejar que permanezca en vela
este amor desnudo, por el Amor sembrado, para despertar a Dios que llega.
6.
¡Amor, amor,
sólo es importante el amor!
7.
¿Y quién golpea
las puertas de este amor pequeño? Golpea el Amor que quiere introducirlo en su
seno y unirlo a Él de quien proviene y hacia quien camina. Si golpea el Amado,
con amor ábrele.
CANTANDO CANTARES DEL ALMA 10
“Eres un jardín cerrado hermana
mía, novia mía; eres un jardín cerrado, una fuente sellada. ¡Fuente que riega
los jardines, manantial de agua viva, que fluye desde el Líbano!” (4,12-15)
1.
El Señor al
atraerte a la vida contemplativa te ha reservado para la exclusividad con Él;
te ha consagrado al acto de amor simple y puro que es la contemplación.
2.
El Amado, que
será tu sostén y defensa, te invita a permanecer dedicado a la vida
contemplativa que te es regalada. Esta vida, en efecto, lejos de ser inútil y estéril, es bien provechosa y
fecunda en el amor.
3.
Nos es difícil
aceptar que hay otras formas de ser signos de la presencia y crecimiento del
Reino fuera de la actividad. Pero quien contempla sabe que con el regalo le
llega una misión, una tarea que encerrado en su diminuto corazón lo llevará a
transitar innumerables caminos del mundo, innumerables corazones, innumerables
vaivenes de la historia.
4.
El
contemplativo ha sido convocado para desparramar aromas de Cristo el Señor por
todo el mundo y tan secretamente.
5.
Desde esta
fuente sellada en la noche, a escondidas, el Señor riega las esterilidades del
mundo con el agua que abundantemente le regala para que rebalsando de sí llegue
hasta lo más reseco. Un centro donde el Amor se condensa y se expande: eso es
un contemplativo.
6.
Imposible de
aceptar sin la fe este obrar escondido. Sólo sé que el Señor, con frecuencia,
me impulsa a elevar así mi oración: “Señor, haz de mí una pira de dolor y de
amor. Ocúltame en el holocausto de tu Hijo. Quiero acabar con tanto
sufrimiento. Acéptame, Padre, como víctima de amoroso sacrificio. Quiero sufrir
yo en lugar de ellos para que en el mundo se saboree sólo el amor.”
7.
Yo no sé cómo
ni lo intuyo, porque aún soy tan débil y tan fétido, pero tengo certeza de que
en este encuentro simple y puro con el Amado, en esta asociación amorosa con
ese Varón de Dolores y Salvador, el mundo entero también vibra y recibe amor.
CANTANDO CANTARES DEL ALMA 9
“Mi amado es para mí, y yo soy para
mi amado.” (2,16a)
1.
“Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado.” (Ct 2,16a) No hay mejor forma de expresar el camino contemplativo.
2.
Es propio de la
contemplación que el don de la unión, el don de la referencia del yo al Amado,
quede marcado en el alma de un modo persistente.
3.
No es
indiferente haber pasado el alma por el trance de la fuga y del rapto, del
amoroso estar fuera de sí en Él por Él.
Así se recibe, por la propia experiencia contemplativa que deja al alma
imborrablemente marcada, el don de la referencia.
4.
La existencia
del contemplador no puede menos que experimentarse referida a la existencia del
Amado. Existo para Él y porque Él existe, sino no existiría.
5.
Se ha levantado
un profundo desencantamiento y desabrimiento por todo lo que no sea el Amado.
Sólo queda la existencia del Amado como motor y sentido de la existencia y nada
más.
6.
Cuanto más se
adentra el contemplador en su caminar la referencia al Amado se va haciendo más
esencial. Participando de algún modo de la misma vida divina, sumergido en el
misterio de la Trinidad, el contemplador
goza ya de las primicias de la eternidad.
7.
El Buen Dios hace
entrar al contemplador en sí de tal forma, que al mismo tiempo que empiezan a
diluirse las barreras y secuelas que levantó y dejó el pecado, comienza a
restablecerse la comunicación original con toda su maravilla.
8.
Ser el
contemplador en Dios y Dios en el contemplador. Gozar en el amor de una unión
gratuita y totalmente inesperada. Mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado.
CANTANDO CANTARES DEL ALMA 8
“Habla mi Amado, y me dice:
¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Porque ya pasó el invierno, cesaron
y se fueron las lluvias. Aparecieron las flores sobre la tierra, llegó el
tiempo de las canciones, y se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola.
La higuera da sus primeros frutos y las viñas en flor exhalan su perfume.
¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Paloma mía, que anidas en la grietas
de las rocas, en lugares escarpados, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz;
porque tu voz es suave y es hermoso tu semblante.” (2,10-14)
1.
El Señor, que
trabaja mucho más de lo que el contemplador percibe, de tanto en tanto desea mostrarle
su obra para animarlo aún más en el caminar y para encenderlo aún más en
gratitud amorosa que lo hará crecer.
2.
El Amado Jesús
llama al contemplativo y lo invita a levantarse y salir de la desértica
oscuridad de la noche.
3.
Suspende a
veces el Señor por un tiempo el clima de capullo con el invierno de sus
purificaciones y la lluvia de las estrecheces. Entonces el contemplador puede
ver un paisaje nuevo: la obra que su Amado ha hecho en él.
4.
El alma ya está
florecida. Todo en ella canta con alegría anunciando el amor enamorado que la
une a su Amado y Señor.
5.
Ya hay frutos
de este caminar contemplativo en el que el Dios Bueno y Santo la ha
introducido. Ya está perfumada el alma con la fragancia de Cristo, ya la
esparce secretamente.
6.
Al reiterar su llamado
el Amado especifica bellamente el talante de una vida contemplativa. La amada
es paloma, es decir, el contemplador es un ave y como toda ave su vocación es
levantar el vuelo; un ave que habita y anida las grietas de las rocas, en
lugares resguardados y difícilmente accesibles; en lugares escarpados, es
decir, en lo más último y profundo de su yo.
7.
Para un
contemplativo lo más alto y escarpado es lo más profundo y escondido; y
levantar el vuelo unirse a su Amado y ser uno sólo con Él.
8.
Hay tiempos en
los que por Misericordia, se le regala al alma mirar la obra que el Esposo
esculpe con paciencia y delicadeza.
9.
El Señor llevó
al alma a la oscuridad y trabajó sobre ella, que experimentaba su labor sin
saber con certeza su envergadura; ahora Él la saca a la luz suspendiendo la
noche para que advierta la magnitud de la obra.
10.
La voz del alma
ya es suave y su semblante ya es hermoso, ya refulgen en ella la suavidad de
voz y la hermosura del rostro de su Dios tan amado.
11.
Ya ha comenzado
el alma a despejar en sí al Espejo de Fuego al que se ha entregado. Ya ha
comenzado la obra de divinización en el amor.
12.
La obra del
Amor trae el dolor quemante y dulce de la Cruz y, promete asegurándolo, la
unión definitiva de la Resurrección.
POESÍA DEL ALMA UNIDA 24
Mi naturaleza es caminar
Por eso siempre Tú me llamas
Por eso siempre yo te busco
Has puesto en mí
Este
ardor incesante
Esta
quemazón
Que asciende
Desde lo más profundo
Desde el inicio de mi tiempo
Y más allá
Desde tu
llamado eterno
¡Oh esta sed insaciable
Que me urge sin descanso!
¡Oh portentosa convocatoria
Cual dulce tormento de amor!
No hay más que caminar
Sin detenerse
Toda mi vida aquí
En la historia
Es
caminar
Peregrino de tu Eternidad soy
Mi naturaleza es caminar
CANTANDO CANTARES DEL ALMA 7
“Su izquierda sostiene mi cabeza
y con su derecha me abraza.” (2,6)
1.
¡Cómo decir la
gran delicadeza y cuidado que el Señor tiene con los que lleva por el camino de
la contemplación!
2.
A los
contemplativos Dios sabe abrazarnos, y esto en el sentido del fuego que arde,
enardece, inflama y consume pidiendo más, siempre más; y a la vez sostenernos
para que no nos desbaratemos, desmembremos o desintegremos ante tan arrollador
don que es su Presencia.
3.
Con sabia y
paternal pedagogía, Dios nos abraza y nos coloca como al límite y luego nos
sostiene y de este modo nos va capacitando para recibirle y albergarle.
4.
Es como si con
breves y fuertes tirones el Señor nos fuera dilatando el corazón, que en
tensión -cuando Él viene- parece ya pronto a romperse y en el relajamiento
-cuando Él se aleja- no puede menos que añorarlo y desearlo con más fuerza.
5.
Entre
excitaciones y desmayos, entre efluvios y desfallecimientos, va quitando del
contemplador el ritmo de su latir y va introduciendo en el centro de su corazón
el ritmo del latir del corazón Trinitario.
6.
Quien lo vive contemplando
lo sabe pues lo saborea; y quien no lo vive, que con corazón sincero desee amar
al Señor, tener con Él un encuentro gratuito en el amor, estar con Él por estar
con Él y nada más.
7.
Si un verdadero
deseo de contemplación brota, es que ya hay gracia; láncese entonces con
simpleza y “negligente despreocupación amorosa” en los brazos del Amado y Él
hará la obra.
CANTANDO CANTARES DEL ALMA 6
“Él me hizo entrar en la bodega y
enarboló sobre mí la insignia del Amor.” (2,4)
1.
¡Oh, qué herida
dulce y suave, profunda y quemante, extenuante que desmaya, inflamante oscura! Porque me hizo entrar en la
bodega, donde a oscuras en la intimidad, me dio el vino de su Ser y me embriagó
de amor.
2.
Enarboló sobre
mí su insignia y me hizo suyo, ya que el corazón del hombre desea entregársele
por completo pero es débil para actuar su deseo, y Él que es todo Misericordia
adelantándose, se compadece y lo toma.
3.
¡Oh dichosa
bodega guardada en el fondo más hondo del alma! Allí mete el Señor a su amador
para que reciba destellos de unión, y aunque sólo destellos, incomparables,
inimaginables e indecibles.
4.
No sabría cómo
explicar lo que comprendo sin comprender: que el alma Dios habita y el alma es
llevada allí para ser introducida como en el seno de Dios.
5.
Sabiendo que
estaba en Dios sin saber cómo, me ha ido brotando la certeza de haber
participado de algún modo de la Vida Trinitaria.
6.
Este goce de la
divina inhabitación sé que puede ser más subido en esta vida, aunque este saber
tampoco sé cómo ni de dónde me viene a no ser de Dios que llama.
7.
Quien saborea
este amor que se ofrece en la bodega, este amor insignia enarbolado, saborea un
amor en tres heridas. Y el corazón entero queda resonando tras este acercamiento al seno
Trinitario.
8.
Herida que
profiere, Herida proferida, comunicación total y hay otra Herida. El que tenga
al Amor de seguro lo tiene en Tres Heridas.
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