"Yo me senté a su sombra tan deseada." Cantar de los cantares



"Cantar de amadores. Sobre el inicio de la contemplación." (2019)



“Yo me senté a su sombra tan deseada y su fruto es dulce a mi paladar.” (2,3b)

 

            El alma ya salida de sí, existencialmente deseosa de vivir descentrada en sí misma; a su vez padece terriblemente el reflujo del sólo-yo que desea imponerse y desterrar al Amado que le ha ganado el corazón y tomado por asalto su dominio. Esa alma sufre el descentramiento tan deseado, aún no alcanzado por completo y que la tiene retenida para la unión esponsal. Esa alma en tensión sólo encuentra reposo en el encuentro con Él.

El Amado es ese árbol frondoso que arroja sombra que ampara y refugia, bajo la cual sentarse a descansar y experimentarse el alma inquebrantablemente segura. Y el árbol le regala sus frutos sabrosos al paladar que la reconfortan y revitalizan. Y esta alma encaminada a una unión más duradera, aún experimentando como el Señor trabaja para vaciarla completamente de sí, envuelta por dura noche, exclama su necesidad de ser visitada para no sucumbir.

¡Sé tu Amado mi refugio y mi amparo! ¡Socórreme cuando desfallezco! ¡Dame de comer y de beber de lo tuyo! Así grita esta alma y el Señor que la ama la visita con su inefable presencia y la alimenta con su gracia. ¡Oh, qué seguridad experimenta quien descansa en el mismísimo Señor del universo!

 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

POESÍA DEL ALMA UNIDA 35

  Oh Llama imparable del Espíritu Que lo deja todo en quemazón de Gloria   Oh incendios de Amor Divino Que ascienden poderosos   ...