"Cantar de amadores. Sobre el inicio de la contemplación." (2019)
En la interior morada
Tú eres el fuego
que abraza y abriga
En
el centro profundísimo de mi alma, lugar escondido y resguardado, el Señor me
ama. Y su amor es percibido por mí como un amor siempre más crecido y nuevo,
más exigente y aguzado, más acariciante y suave. A esta interior morada me
retiro cargando mis desvelos y contemplando el espejo donde Encarnación,
Eucaristía y Cruz brillan retorno transformado; despejando algo en el rostro
mío del Rostro del Amado. Es que allí con su fuego me abraza y toda soledad y
todo mal se esfuman. Es que allí con su fuego me abriga y el frío de la noche
de esta tierra da paso al cálido clima de cielo que él me trae.
¡Gracias,
Señor, por tanto cuidado! ¿Con qué pagaré tanta vigilia tuya? ¿Con qué pagaré,
Amado mío, tanto amor pródigamente regalado? Ya sé que es gratuito pero quiero
devolverte algo y para hacerlo te devuelvo mi vida, esta vida que no es mía
sino tuya y que ahora libre y alegremente no retengo y reconduzco a Ti. ¿O no
es tema de amadores darse uno a otro sin medida para ya no ser dos sino uno
solo? Si Tú, el Altísimo, me recibes a mí, el bajísimo: ¿cómo no he de aceptar
tan increíble acogida? En la interior morada que juntos habitamos tú eres y
serás siempre el fuego que llameando, ardiendo y quemando me da vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario