"Cantar de amadores. Sobre el inicio de la contemplación." (2019)
“¿Quién es esa que surge como la aurora, bella como la luna, resplandeciente como el sol, imponente como escuadrones con sus insignias? (6,10
¡Oh, alma bienaventurada, cuán
maravillosa la obra del Señor en ti!
Si
te ha hundido en lo más profundo de la noche es para hacerte resurgir como la
más resplandeciente aurora, tesoro de luz que regalada ilumina las tinieblas;
astro tú y guía, sin quererlo y a escondidas; reflejo cautivante tú de Aquel
que es Luz sin límite. Llevas en ti como poderosos escuadrones las insignias
del amor, es decir, la multitud de gracias que te adornan por el trato íntimo
con tu Amado. Así la contemplación te ha hecho otra, o mejor aún, te ha
permitido ser quien verdaderamente eres, te ha devuelto al designio primero de
Dios sobre ti. Por eso, escondida en el Escondido, eres reflejo de la
misteriosa Luz que centellea en la noche e ilumina las tinieblas.
¡Oh,
entrégate, bienaventurada, más y más a Aquel que te formó y te transforma en sí
con incomparable amor!
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