"Cantar de amadores. Sobre el inicio de la contemplación." (2019)
“Yo duermo pero mi
corazón vela: oigo a mi Amado que golpea.” (5,2a)
¡Oh amor tan amado, cuánto más
ardiente, más callado! ¡Oh amor silente, oscuro y escondido, tan puro, nuevo y
simple!
Es
éste el amor de contemplación; amor don, con amor donado. Amor éste que no
duerme y deja al alma en vela para que aunque todas las potencias duerman, ella
perciba, los movimientos unitivos del Amado. Y cuánto más habite el
contemplador esta silente, oscura y escondida morada más vigilia se encenderá y
aún mayor fineza de percepción. Dejar que todo el yo se duerma y dejar que
permanezca en vela este amor desnudo, por el Amor sembrado, para despertar a
Dios que llega.
¡Amor,
amor, sólo es importante el amor! ¿Y quién golpea las puertas de este amor
pequeño? Golpea el Amor que quiere introducirlo en su seno y unirlo a Él de
quien proviene y hacia quien camina. Si golpea el Amado, con amor ábrele.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario