CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE 17
LA ÚNICA LOCUCIÓN FINALMENTE ATENDIBLE
Mi hermano San Juan de la Cruz, habiendo explicado algo ya
acerca de las diversas representaciones, conversaremos pues ahora sobre
las locuciones o palabras interiores que adjudicamos a Dios en el ejercicio de
la oración.
“…el
que se atare a la letra, o locución, o forma, o figura aprehensible de la
visión, no podrá dejar de errar mucho y hallarse después muy corto y confuso,
por haberse guiado según el sentido en ellas y no dado lugar al espíritu en
desnudez del sentido.” (SMC L2, Cap. 19,5)
“De
donde se ve que, aunque los dichos y revelaciones sean de Dios, no nos podemos
asegurar en ellos, pues nos podemos mucho y muy fácilmente engañar en nuestra
manera de entenderlos; porque ellos todos son abismo y profundidad de espíritu…”
(SMC L2, Cap. 19,10)
Seguimos claro con la
misma tónica, prefiriendo la desnudez de espíritu, pues en cuanto interpretamos
podemos errar o ser engañados. De hecho he visto tantas personas confiarse
ciegamente a alguna palabra interior recibida o proferida por mediación de
otros, que han equivocado tristemente el camino y se han debido lamentar por
ello. Entonces les suele sobrevenir la crisis de fe: ¿por qué Dios me ha
engañado?, ¿acaso yo no me confié en esta palabra Suya? Sin llegar a advertir
que la confusión proviene de otra fuente, de nosotros, a quienes nos falta la
debida humildad para aceptar que cuanto entendemos del Misterio será siempre
limitado y la debida prudencia para no entregarnos mágica e ingenuamente a
cualquier señal pues esperamos ser conducidos sin poner nada de nuestra parte.
De esta forma nunca el error es nuestro sino de Dios que no sabe explicarse o
que simplemente nos miente o nos dice apenas medias verdades.
¿Entonces nunca
podremos consentir las comunicaciones divinas en nuestro corazón? Obviamente
debemos aceptarlas agradecidos pero con espíritu de maduro discernimiento.
“…el
maestro espiritual, apartándole de todas visiones y locuciones, impóngale en
que se sepa estar en libertad y tiniebla de fe, en que se recibe la libertad de
espíritu y abundancia, y, por consiguiente, la sabiduría e inteligencia propia
de los dichos de Dios.” (SMC L2, Cap. 19,11)
“De
esta y de otras maneras pueden ser las palabras y visiones de Dios verdaderas y
ciertas, y nosotros engañarnos en ellas, por no las saber entender alta y
principalmente y a los propósitos y sentidos que Dios en ellas lleva. Y así, es
lo más acertado y seguro hacer que las almas huyan con prudencia de las tales
cosas sobrenaturales, acostumbrándolas, como habemos dicho, a la pureza de
espíritu en fe oscura, que es el medio de la unión.” (SMC L2, Cap. 19,14)
Entre la comunicación
de Dios y la “audición” que hace la persona, la interpretación es relativa a
factores que inciden significativamente. No interpreta igual el santo que el
pecador, quien se conduce más carnalmente o más espiritualmente, quien es más
inmaduro en las cuestiones de la fe y quien es más experimentado y se halla más
probado en gracia, quien posee una mayor formación o quien es prácticamente
ignorante.
Querido fray, cuántas
veces he enseñado teología te confieso que he recurrido a esta sentencia tuya
para bien introducirnos en la contemplación del Misterio.
“Él
está sobre el cielo y habla en camino de eternidad; nosotros, ciegos, sobre la
tierra, y no entendemos sino vías de carne y tiempo.” (SMC L2, Cap. 20,5)
Dios habla en camino
de eternidad… Nosotros estamos ciegos sobre la tierra… Por tanto solo
entendemos vías de carne y tiempo…
¡Cuántas veces, al
pasar el tiempo, una interpretación de lo que Dios nos ha comunicado ha
terminado ampliamente superada! Nos pusimos en camino creyendo que era esto o
aquello lo que el Señor nos pedía, y ya andado gran parte del trayecto al mirar
hacia atrás, descubrimos cuán insuficiente era nuestra interpretación primera.
Dios quería decirnos mucho más de lo que podíamos en principio asimilar. Ahora
el camino transitado nos ayuda a comprender todo cuanto Él quería para
nosotros. Por eso yo suelo decir: “Los caminos de Dios no son en principio para
ser comprendidos. Los caminos de Dios son para ser caminados.”
Caminamos impulsados
por estas “locuciones divinas” –sean del tipo que fueren-, pero esta “audición
espiritual de su voz” sin embargo debe ser humilde y en fe adulta, sabiendo
aceptar desde el comienzo que su Misterio nos sobrepasa y que andamos como a
tientas. La fe pues es esperanza, hasta diría que la fe es apuesta y abandono.
Claramente tenemos
resguardos y seguros, señalamientos precisos que nos orientan. (Ya hablaremos
de la importancia de la Revelación de Dios contenida en la Tradición y en la
Escritura.) Como deberíamos tener maestros espirituales que nos ayuden a
discernir, no intentar caminar solos sino en la solicitud de la Iglesia que nos
acompaña en diálogo pastoral.
Pero aquí sin embargo
surge una objeción. ¿Por qué Dios en la oración comunica lo que puede ser mal
interpretado?
“Tiene
un padre de familia en su mesa muchos y diferentes manjares y unos mejores que
otros. Está un niño pidiéndole de un plato, no del mejor, sino del primero que
encuentra; y pide de aquél porque él sabe comer de aquél mejor que de otro. Y,
como el padre ve que aunque le dé del mejor manjar no lo ha de tomar, sino
aquel que pide, y que no tiene gusto sino en aquél, porque no se quede sin su
comida y desconsolado, dale de aquél con tristeza.
Condesciende
Dios con algunas almas, concediéndoles lo que no les está mejor, porque ellas
no quieren o no saben ir sino por allí. Y así, también algunas alcanzan
ternuras y suavidad de espíritu o sentido, y dáselo Dios porque no son para
comer el manjar más fuerte y sólido de los trabajos de la cruz de su Hijo, a
que él querría echasen mano más que a otra alguna cosa.” (SMC L2, Cap. 21,5)
Ya vemos que el Padre
acompaña pedagógicamente el crecimiento de sus hijos. Porque de una no podrán
digerir el manjar escondido. Pero el problema se produce cuando los hijos se
quedan detenidos caprichosamente en ciertas experiencias espirituales a las
cuales se aficionan, interrumpiendo pues su andar. No quieren ya avanzar, se
apropian de lo que no les pertenece y erróneamente consideran alto lo que aún
es bajo. Porque les falta la humildad creen ser de los adelantados sin aceptar
que siguen siendo principiantes. El Padre les da lo que aceptan para que no se
queden sin nada, pero ciertamente quiere que se alimenten mejor y más
nutritivamente. Por ello no debe cansarse el buen maestro espiritual de señalar
la Cruz que está por delante. Debe ser un buen hermano, ayudando a los
discípulos a liberarse de las ataduras que los retienen y favoreciendo que se encaminen
a ser introducidos en el lenguaje de la Cruz; insensatez y locura para quienes
no crecen, pero Sabiduría escondida de Dios para quienes son llevados a Unión.
“Porque
en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra,
todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que
hablar.” (SMC L2, Cap. 22,3)
“Si te
tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo
otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los
ojos sólo en él, porque en él te lo tengo todo dicho y revelado, y hallarás en
él aún más de lo que pides y deseas. Porque tú pides locuciones y revelaciones
en parte, y si pones en él los ojos, lo hallarás en todo; porque él es toda mi
locución y respuesta y es toda mi visión y toda mi revelación.” (SMC L2, Cap.
22,5)
Finalmente debemos recordar
que la Palabra de Dios es Jesucristo y que dicha gloriosa y salutífera Palabra
se nos ha transmitido a través de la Tradición y la Sagrada Escritura. Como
también recordamos que al Magisterio le toca como servicio guardar, transmitir
e interpretar este Depósito de Fe para todo bien en la Iglesia. Por tanto la
locución divina que el orante oye y la interpretación que realiza se mide
siempre bajo el canon de la fe auténtica, es decir, no puede quitar ni agregar,
completar o disminuir, menos cambiar o corregir el contenido de la Revelación
pública. Es Jesucristo, Verbo del Padre, “el mismo ayer que hoy y para siempre”
quien habla a los hombres para su Salvación. Esta Palabra Eterna y Testigo Fiel,
según cuantos modos la economía de la gracia provee, se dirige a todos para
sellar con cada uno Alianza de Amor.
Además queridísimo
Fray Juan, insistámoslo una vez más, esta bendita Palabra de Vida se muestra
esplendorosa y elocuente en la Cruz. Por tanto toda locución que se oiga
contraria a este santo derrotero de la entrega de la vida por amor, la Suya por
nosotros y la nuestra hacia Él, simplemente no viene de Dios ni conduce a Él.
Porque toda Palabra que Dios ha querido dirigirnos ha sido proferida en
plenitud en el silencio desnudo de la Cruz.
Estaria bueno que se nos explicara la diferencia entre experiencia espiritual, experiencia religiosa y experiencia mística. Entonces una es mas importante que la otra? O se encuentran en distintos niveles.
ResponderBorrarEntiendo pero no llego a comprender ...? 🐑¿ las revelaciones privadas no son para entenderlas sino para experimentar a Dios o para que suceden?Todo lo que un Padre da es por amor no creo que haya que rechazar la papilla si esta nos hacer crecer. Pero sabernos dependientes nos hace humildes.
Muchas Gracias por compartir experiencia! muchas veces Dios se comunica a traves de los otros... De la naturaleza... Incluso de una desgracia. ... Ya que Dios esta en Todos lados. Y eso suele ser muy liberador y mas facil de entender.
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