CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE 18
CUANDO DIOS COMIENZA A COMUNICARSE MÁS DIRECTAMENTE AL ALMA
Inigualable Doctor y
amigo de camino, Fray Juan, debemos adentrarnos ahora en territorios
absolutamente desconocidos a una gran multitud de discípulos. Roguemos al Señor
conceda a nuestros lectores la paciencia necesaria y a nosotros claridad de
espíritu. Sobretodo pienso en aquellos hermanos que hayan alcanzado esta altura
del sendero hacia la cima, esperando serles buena compañía, cálida y fraterna;
pues por aquí andamos más en soledades y harto extraño es encontrarse a otros
peregrinos.
Nos enseñas según tu
ciencia que hay cuatro aprehensiones del entendimiento, puramente espirituales,
que llamas: visiones, revelaciones, locuciones y sentimientos espirituales.
“…sin
algún medio de algún sentido corporal exterior o interior, se ofrecen al
entendimiento clara y distintamente por vía sobrenatural pasivamente, que es
sin poner el alma algún acto u obra de su parte, a lo menos activo.” (SMC L2, Cap. 23,1)
Anteriormente, lo que
en el ejercicio de la oración se percibía comunicado por Dios, se conocía por
el registro de las sensaciones corporales y figuraciones imaginarias, de las emociones
y sentimientos o de las ideas y raciocinios producidos. Pero en este punto no
hablamos de un ejercicio concreto, es decir de una actividad orante llevada
adelante por nosotros. Ahora estamos en el terreno propio de lo infuso. Supone
pues el estado o gracia de quietud o recogimiento interior. Y con mucho cuidado
debe hablarse de pasividad para que no sea entendido en un sentido quietista como
anulación o extinción de las operaciones del alma. También supone entonces el
surgimiento en gracia de una receptividad ampliada y de un nuevo sentido
interior netamente espiritual. Para expresar cuanto en la contemplación se
recibe de Dios suelo afirmar que aquí todo pasa más allá de sentimientos y pensamientos,
y más allá significa no su eliminación sino su superación, o mejor dicho ya no destaca
la percepción de lo producido por nuestra acción sino más bien de lo regalado
por la Suya. Una comunicación más directa, más intuitiva, más espiritual ha
comenzado.
“A lo
que recibe el entendimiento a modo de ver (porque puede ver las cosas
espiritualmente así como los ojos corporalmente) llamamos "visión"; y
a lo que recibe como aprehendiendo y entendiendo cosas nuevas, así como el oído
oyendo cosas no oídas, llamamos "revelación"; y a lo que recibe a
manera de oír, llamamos "locución"; y a lo que recibe a modo de los
demás sentidos, como es la inteligencia de suave olor espiritual, y de sabor
espiritual, y deleite espiritual que el alma puede gustar sobrenaturalmente,
llamamos "sentimientos espirituales". De todo lo cual él saca
inteligencia o visión espiritual, sin aprehensión alguna de forma, imagen o
figura de imaginación o fantasía natural, sino que inmediatamente estas cosas
se comunican al alma por obra sobrenatural y por medio sobrenatural.” (SMC L2, Cap. 23,3)
Estimado fray, ya
habíamos adelantado que nos clasificas estas comunicaciones espirituales en
cuatro tipos: visiones, revelaciones, locuciones y sentimientos espirituales. Y
evidentemente la clave en tu escrito son los giros “a modo de”, “a manera de” y
el adverbio “como”. Nos introduces pues en la dinámica de la analogía. Porque
no hay forma de poder decir lo que la palabra humana no termina de alcanzar sino
la comparación con lo conceptualizable. El encuentro místico con el Misterio de
Dios y su acción salvífica pues lo presentas en continuidad y discontinuidad a
las percepciones de los sentidos corporales y comprensiones tanto intelectuales
como sensaciones y sentimientos. Pues ahora todo es de orden sobrenatural,
desnudo ya de toda forma, figura o imagen natural.
Soy consciente que
leer e interpretar la experiencia mística es una tarea asequible a quien ya
tiene vida mística en sí, y a su vez configura un empeño arduo y habitualmente
desmotivador para quien carece de ella. No desmayes, pide crecer en el amor de
unión a tu Señor. La experiencia escondida en Dios alumbra la ciencia escondida
en Dios.
Finalmente nos
señalas que este género de comunicaciones más puramente espirituales, directas
e interiores y sin mediaciones operativas son más seguras y menos
influenciables por la acción engañosa del Adversario.
“…son
más nobles aprehensiones y más provechosas y mucho más seguras que las
corporales imaginarias (por cuanto son ya interiores, puramente espirituales y
a que menos puede llegar el demonio, porque se comunican ellas al alma más pura
y sutilmente sin obra alguna de ella ni de la imaginación, a lo menos activa).”
(SMC L2, Cap. 23,4)
¡Oh cuánto más debes
esperar en Dios de lo que esperas! Al concluir este apartado así quiero
animarte. Dios es mucho más grande que tus sensaciones y por supuesto supera todas
tus interpretaciones e imágenes acerca de Él. Y te ha creado para la Alianza.
Tu humanidad ha sido diseñada para una comunicación plena con Él, elevada y
simple, pura y desbordante de sentido. Si lograras al fin entregarte y ponerte
en sus manos dejándolo actuar y no resistiéndote a su Sabiduría escondida ni
intentando tú retomar la conducción por temor a no tenerlo todo en tus manos, ¡cuánto
bien y provecho en tu alma gozarías!
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