Mi Señor Jesús en quien habito
Oh mi tierra firme donde me sé reposar
Allí junto a tu ribera eternamente serena
Recortado en el hospitalario silencio
De tu corazón humilde
Justo a la sombra de los sauces
De tus brazos abiertos en Cruz
Puedo oír con claridad el caer sonoro
De tu cascada de Agua Viva
Rodeado por un horizonte donde todo es verdor
Mi Amado y Esposo
Manantial de Vida que me habita
Mira lo que has hecho
En la tierra de mi alma unida
Has levantado tu jardín
Y ya todo florece
Al compás del trino de las aves
Entre rayos de sol que danzan
Y una fragancia fresca y tibia
Que impregna cuanto vive
Por el vaivén juguetón de tu brisa
Que lleva y trae delicias de amor
Oh Creador de paraísos
Ya me quedo siempre aquí
Junto a tu ribera santa
Y no me alejo
Pues brota sin cesar de Ti Jesús
Y juntamente desde tu insondable Padre
El fuerte y sutil Espíritu de gozo
Que me eleva en alabanzas
Y me circunda por doquier
Con arrebatada Luz de Gloria
Haciéndome saber que yo te habito
Donde Tú me habitas
Justo en la antesala de tu Casa
Escondido en la última grieta
Hasta que llegue mi hora de alcanzar
La cima definitiva de tu Monte
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