PROVERBIOS DE ERMITAÑO 2


 


En las relaciones fraternas, en la vida comunitaria, en la vida de la Iglesia debemos tender a buscar la voluntad de Dios siempre y en todo. Esa recta intención asegura la acción del Espíritu Santo; asegura que esa acción quede lejos de tentaciones y contaminaciones. Buscarse a sí mismo, complacerse en sí mismo es el gran peligro. Ustedes me entienden: el protagonismo, el exhibicionismo, el querer ser aplaudidos, reconocidos, recompensados, el poder, en fin, las diversas formas de ponerse a uno en el centro y no ponerlo a Dios. En la vida cristiana y fraterna tenemos que hacer el esfuerzo constante de purificar nuestras intenciones y motivaciones. Buscar la voluntad de Dios, por encima de todo, la voluntad de Dios. Morir a la búsqueda y a la complacencia en uno mismo. Una persona solo así anda en buen espíritu, unos vínculos fraternos así en buen espíritu también. Una comunidad bajo esta regla -buscar siempre y en todo, la voluntad de Dios-, permanece en buen espíritu.

 


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